viernes, septiembre 28, 2018

Gurús, maestros y la falta de referencias espirituales








"-Papáaaaaa.
-Sí, amor.
-La vida es rara.
-Sí, cariño, así es.
-También es divertida.
-Sí, cariño, hay que educarse en la dirección.
-Jaaa, la vida es rara y divertida.
-Sí, Alba, amor".

Llevo muchísimos años impartiendo yoga, de mi boca jamás ha salido la palabra gurú, no entra en mi conceptualización analítica razonada, y del instinto que discierne que nace de mi comprensión. Y quien me conoce lo sabe. Para mí esa palabra tiene significados que no entran en mi alma. No creo en los gurús, ni en la palabra en su significado actual. No creo en los maestros de fin de semana. Por otro lado, siempre he corregido al alumnado cuando me ha usado con una supuesta referencia llamándome maestro. Mi nombre es Carlos, y soy un humano que ejerce como profesor de yoga. Y que quede claro.

Lo que sí he dicho son dos frases a modo habitual:

"Decapitadme si me habéis puesto en un pedestal; soy humano, y voy al baño, igual que vosotros, y estoy lleno de imperfecciones, y me encanta".

"Vuestro único maestro sois vosotros mismos, y vuestra práctica en la esterilla en la dirección que decidáis os lo muestra o no. Ese sí que es el maestro, veros desnudos, fuera de tantas autorreferencias a vuestra propia imagen, o confusiones egoicas."

Ahora resulta que me tocan un poco en la sensibilidad en una clase de yoga, o me hacen llegar al límite y ya tengo maestro. O hay lugares donde te vas un fin de semana y sueltas dinero, y ya tienes tu primer grado de maestro. Y luego, tras tres pagos, ya eres maestro. Es de risa. Y aquí todo el mundo certifica maestros si se le paga bien. 

El escribir que hay en nuestra sociedad una falta de valores y hacen falta referencias es obvio, pero yo no me vendería y no me atrevería a llamar a nadie maestro ni permito que nadie lo use conmigo.

Y si hablo de maestros, pues puedo hablar de Cristo, puedo hablar de Buda, puedo hablar de Patañjali o, por decir un maestro actual, puedo hablar de Thich Nhat Hanh; puedo hablar de seres que en su legado, sus palabras y comprensiones maravillosas son referencia, pues lo vivieron  y viven así en su vida, con el ejemplo, en sencillez, y humildad y entrega.

Comentaba el otro día cuando surgía este tema y ponía un ejemplo de etiquetado a lo periférico, es decir, por ejemplo, ser cristiano de boca pero no de corazón. Por ejemplo, supongamos que soy cristiano, pues vivimos en una  cultura cristiana. Pues creo firmemente que si no me quedo en la periferia, es decir en la boca, y trabajo internamente hacia el amor, hacia mi corazón, llegará a mí, la comprensión. Pues Cristo es amor. Es decir, una cosa es lo que digo, y otra hacia dónde me muevo en mi acción y esencia íntima. Si yo en mí vivo mi vida de verdad con amor sintiendo mi corazón, sí que represento a Cristo en la tierra; o si mis oraciones me hacen sentir compasión, por ejemplo, es decir acompañamiento del otro, que luego practico en mi cotidiano, jopé, pues puedo decir que soy cristiano, o tengo una dirección hacia dicha comprensión del cristianismo.

Quiero decir con esto que lo tenemos ahí, sólo hay que dar el salto.

Nos pasa lo mismo con el yoga. Aquí todo el mundo es maestro, todo el mundo está iluminado y todo el mundo tiene comprensión. Por favor, quizás convenga lavar los pies de tu vecino en humildad y ver dónde se encuentra la esterilla, arriba o abajo.

Creo en las personas, y las personas se pueden mostrar de muchos modos. Todas lo hacen lo mejor que pueden, pero es importante no olvidar que la vida nos muestra oportunidades en los momentos que hacemos falta si estamos ahí o no. Yo no puedo decir he estado ahí de boquilla y no haber mostrado en hechos y en lo íntimo que he estado.

Seamos pues prudentes y pacientes que todo va a llegar, pero para ello es importante el respeto hacia uno mismo y hacia el otro, y para eso hay que aprender a trascender un poco la dicotomía básica y mostrar en hechos que he encontrado en mí desnudez.

Para acabar, el otro día iba al campo. Voy por la carretera 435. Suele haber animales atropellados. Mi sensibilidad hacia este tipo de situaciones la tengo latente desde niño. Ahora no toca contarlo. Y durante años, como está expresado en este blog, conviví con muchos animales que recogí y ellos sí fueron mis maestros, así como la naturaleza que nos envolvía.


Vi dos perros grandes, pegados a la línea del arcén, acababan de atropellar a uno. El otro, su compañero, estaba sentado junto a él, no se movía un milímetro en su dignidad y lealtad amorosa. Me impresionó, coches y coches pasaban al lado de ellos en su prisa loca. Me hizo reflexionar mucho. Sin tanta esterilla ni tanto jaleo, esa inocencia de amor, valentía, y soberanía hacia el otro. Imperturbable el perro sentado junto a su compañero muerto, ¡que dignidad! Me puse a llorar, no de pena, si no de que está ahí, y tantos años matándome para mostrar algo que siento que está ahí....


Artículo escrito por Carlos Serratacó


Los Ronaldos-"El Guru" y ""Adios Papá"
 

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