¿La belleza está en las formas, o vuela y se posa?
Estamos rodeados de belleza, por doquier. Esa belleza me inunda muchas veces y se apodera de mí, permanece un momento y vuela.
A lo largo del día hay una parte consciente de mí, como un radar de lo bello, que me avisa, entonces me detengo y observo, puede ser la neblina que inunda hoy los cielos de Huelva, la poca nitidez de las formas, la claridad que va naciendo en el día, esa sensación húmeda y perdida.
Quedarme quieto y dejarme imbuir por lo bello. Respirarlo y no tener palabras para describir la sensación que me invade, sólo saber que aquello hermoso que me transmite me llena.
La belleza se posa un momento, entonces, mi ser, como un ente propio le dice a la atención:
"observa, mimetízate, respira lo fugaz"
La belleza es astuta y el ojo y el ser del que observa tiene que entrar en comunión con aquello que te regala la vida. Puede ser la curva de un ave que se posa, el dibujo de su cuerpo, o las intensidades de sus colores, su propia degradación cromática. Da igual como lo percibas, la cuestión es ser igual de astuto que la belleza y permanecer alerta.
Me ha ocurrido muchas veces que tras las clases de yoga, ese momento final, donde lo que prima es la unidad de aquello que permanecía fragmentado donde reina la calma, la dicha, ese centro...y sentados ahí para el saludo final observaba a los alumnos, y veía como alguno irradiaba la belleza del momento. Llevaban años de práctica y un día, una luz que emanaba de lo más hondo de sí les hacía brillar, y todo ello me resultaba sorprendente. Eran como pequeñas antorchas donde la calma del reencuentro había logrado posar aquello que era fugaz.
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Huelva
Asociación Onubense de Yoga
Huelva