lunes, julio 29, 2019

La escucha es un estado de percepción


"Cuando quieres controlar tanto una cosa, te quedas sin nada que controlar".
Fraggle Rock (serie infantil)


Con el paso de los años, el yoga nos va mostrando unas capacidades que, bien direccionadas, nos permiten profundizar en la vida, en nosotros, y en la propia interpretación de la realidad.

Los sentidos se agudizan y la información que recibimos van hacia un núcleo que todo lo acoge. Es el propio centro el que observa esa realidad. No es necesario intervenir permanentemente ante ello. Dicho núcleo se encuentra en un ámbito de mayor profundidad del ego, por lo cual uno aprende a no usar dichas capacidades para engañarse o para erigirse en empoderamientos. Es un continuo refinar en una mente amplia, es un espíritu común, en un lenguaje que habla todos los idiomas. En el corazón común que palpita.

Mi amigo, el burro Trueno, me mira desde la ventana. Lleva así un par de horas.

Sentado al atardecer, voy observando la vida que me acoge y que por el día de hoy se prepara para la noche. Van llegando las gallinas salvajes, son pura atención: raudas, miméticas con el paisaje, bellas. Son una especie del bosque iniciático. Trueno y yo las observamos desde el silencio profundo del ser. La vida anda, y desde lo hondo del núcleo, toda esa vida viene a mí, la dejo pasar, y en dicha apertura aprendo.

Al vivir en un estado de percepción de mayor agudeza, en dicho silencio vital, he de ser cuidadoso, y por ello la prudencia ha pasado a ser una cualidad que pongo en los primeros lugares en mi vivir. La escucha es un modo de vida a la cual me ha llevado mi práctica, y dicha información ha de ser procesada -la que haga falta procesar- para no causar daño ni intervenir demasiado para cargar mi karma. Me ha costado mucho torear todo ello, y saber cómo ir actuando o no.

Es nuestro propio camino el que nos va mostrando cómo ir sorteando la progresión interna que vayamos teniendo. Nos damos cuenta de que hay más sentidos y que ese eje sensitivo ha de disponer de una base, diría que ética, para seguir progresando.

Me llena vivir en escucha, pues vacío estoy. Por ello, diría que es un llenado espiritual de vida, una ligazón permanente, una dicha desapegada, es decir, no ligada pero unida.


La escucha prístina, la llamaría, la percepción del corazón tierno, la vuelta al eje que observa y vive.

Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Huelva

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