"-Papáaaaaa.
-Sí, amor.
-La vida es rara.
-Sí, cariño, así es.
-También es divertida.
-Sí, cariño, hay que educarse
en la dirección.
-Jaaa, la vida es rara y
divertida.
-Sí, Alba, amor".
Llevo muchísimos años impartiendo yoga, de
mi boca jamás ha salido la palabra gurú, no entra en mi conceptualización
analítica razonada, y del instinto que discierne que nace de mi comprensión. Y
quien me conoce lo sabe. Para mí esa palabra tiene significados que no entran
en mi alma. No creo en los gurús, ni en la palabra en su significado actual. No
creo en los maestros de fin de semana. Por otro lado, siempre he corregido al
alumnado cuando me ha usado con una supuesta referencia llamándome maestro. Mi
nombre es Carlos, y soy un humano que ejerce como profesor de yoga. Y que quede
claro.
Lo que sí he dicho son dos frases a modo
habitual:
"Decapitadme si me habéis puesto en
un pedestal; soy humano, y voy al baño, igual que vosotros, y estoy lleno de
imperfecciones, y me encanta".
"Vuestro único maestro sois vosotros
mismos, y vuestra práctica en la esterilla en la dirección que decidáis os lo
muestra o no. Ese sí que es el maestro, veros desnudos, fuera de tantas autorreferencias
a vuestra propia imagen, o confusiones egoicas."
Ahora resulta que me tocan un poco en la
sensibilidad en una clase de yoga, o me hacen llegar al límite y ya tengo
maestro. O hay lugares donde te vas un fin de semana y sueltas dinero, y ya
tienes tu primer grado de maestro. Y luego, tras tres pagos, ya eres maestro.
Es de risa. Y aquí todo el mundo certifica maestros si se le paga bien.
El escribir que hay en nuestra sociedad
una falta de valores y hacen falta referencias es obvio, pero yo no me vendería
y no me atrevería a llamar a nadie maestro
ni permito que nadie lo use conmigo.
Y si hablo de maestros, pues puedo hablar
de Cristo, puedo hablar de Buda, puedo hablar de Patañjali o, por decir un
maestro actual, puedo hablar de Thich Nhat Hanh; puedo hablar de seres que en
su legado, sus palabras y comprensiones maravillosas son referencia, pues lo
vivieron y viven así en su vida, con el ejemplo, en sencillez, y humildad
y entrega.
Comentaba el otro día cuando surgía este
tema y ponía un ejemplo de etiquetado a lo periférico, es decir, por ejemplo,
ser cristiano de boca pero no de corazón. Por ejemplo, supongamos que soy
cristiano, pues vivimos en una cultura cristiana. Pues creo firmemente
que si no me quedo en la periferia, es decir en la boca, y trabajo internamente
hacia el amor, hacia mi corazón, llegará a mí, la comprensión. Pues Cristo es
amor. Es decir, una cosa es lo que digo, y otra hacia dónde me muevo en mi
acción y esencia íntima. Si yo en mí vivo mi vida de verdad con amor sintiendo
mi corazón, sí que represento a Cristo en la tierra; o si mis oraciones me hacen
sentir compasión, por ejemplo, es decir acompañamiento del otro, que luego
practico en mi cotidiano, jopé, pues puedo decir que soy cristiano, o tengo una
dirección hacia dicha comprensión del cristianismo.
Quiero decir con esto que lo tenemos ahí,
sólo hay que dar el salto.
Nos pasa lo mismo con el yoga. Aquí todo
el mundo es maestro, todo el mundo está iluminado y todo el mundo tiene
comprensión. Por favor, quizás convenga lavar los pies de tu vecino en humildad
y ver dónde se encuentra la esterilla, arriba o abajo.
Creo en las personas, y las personas se
pueden mostrar de muchos modos. Todas lo hacen lo mejor que pueden, pero es
importante no olvidar que la vida nos muestra oportunidades en los momentos que
hacemos falta si estamos ahí o no. Yo no puedo decir he estado ahí de boquilla y no haber mostrado en
hechos y en lo íntimo que he estado.
Seamos pues prudentes y pacientes que todo
va a llegar, pero para ello es importante el respeto hacia uno mismo y hacia el
otro, y para eso hay que aprender a trascender un poco la dicotomía básica y
mostrar en hechos que he encontrado en mí desnudez.
Para acabar, el otro día iba al campo. Voy
por la carretera 435. Suele haber animales atropellados. Mi sensibilidad hacia
este tipo de situaciones la tengo latente desde niño. Ahora no toca contarlo. Y
durante años, como está expresado en este blog, conviví con muchos animales que
recogí y ellos sí fueron mis maestros, así como la naturaleza que nos envolvía.
Vi dos perros grandes, pegados a la línea
del arcén, acababan de atropellar a uno. El otro, su compañero, estaba sentado
junto a él, no se movía un milímetro en su dignidad y lealtad amorosa. Me
impresionó, coches y coches pasaban al lado de ellos en su prisa loca. Me hizo
reflexionar mucho. Sin tanta esterilla ni tanto jaleo, esa inocencia de amor,
valentía, y soberanía hacia el otro. Imperturbable el perro sentado junto a su
compañero muerto, ¡que dignidad! Me puse a llorar, no de pena, si no de que
está ahí, y tantos años matándome para mostrar algo que siento que está ahí....
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Los Ronaldos-"El Guru" y ""Adios Papá"