Esta semana preguntábamos en clase la relación de la meditación con el silencio. Tuvimos muchos comentarios realmente hermosos por parte de los alumnos y alumnas que me han hecho reflexionar sobre el tema, y apuntar algunas notas sobre el silencio.
Breves notas sobre el silencio
El silencio no surge del exterior, es un estado interno, un estado que nos permite ser lo que somos. Al silenciarse los ruidos que nos impiden oírnos, nos damos cuenta que podemos sentir nuestro ser, y ello es una experiencia de calma, de dicha, de felicidad.
Por tanto del silencio surge la escucha, de la escucha el sentir.
El silencio nos alimenta, y nos centra. La vida se hace panorámica, se proyecta de dentro hacia fuera en todas las direcciones, y se hace en paz. Ese silencio de expande como si fuera un sol que diera luz a tu universo interno. Y tu realidad, la vida, fluye hacia ti en sentido inverso, creándose un canal de experiencias.
Sí, en paz. Es tan importante sentirse en paz, que sin paz no cabe el silencio.
El silencio emite una vibración que te conecta con la vida, con lo más profundo que hay en la vida, y entonces el flujo es mutuo.
El mental deja su protagonismo a un observador que observa, que siente muy despierto, y que percibe con plena atención.
Sin silencio no cabe crecer como personas.
El silencio es una vuelta al hogar, un reencuentro con uno mismo.
El silencio nos une a la totalidad, al misterio, a la vida.
Silencio y soledad son indispensables en este viaje y van irremediablemente unidos pero lo maravilloso es que una vez sentimos nuestro corazón, nos damos cuenta que el otro resulta indispensable. Y el otro puede ser otra persona, un árbol, una flor.....y ya no es otro, eres tú.
Todo sabe diferente cuando el silencio vive en ti.
El silencio es vivencia en estado puro.
Alguna pauta para aprender a escuchar tu silencio
Del exterior rehuye del ruido
No te pierdas en verborreas, di lo que tengas que decir
Simplifica tus acciones
Date espacio
y
Busca un lugar tranquilo, y siéntate, lleva la atención a tu respiración, y observala.
Que la respiración sea siempre tu ancla que te traiga a tu realidad.
Con los días date cuenta que tu cuerpo se va calmando,
que tu mente se va apaciguando,
que tu respiración es más regular.
Ve observando los pequeños silencios entre tanto pensamiento,
entre tanta emoción,
entre tanta ida al pasado y al futuro,
recuerda, que tu respiración sea tu ancla.
Una vez te encuentres centrado,
el silencio es más estable,
y podrás escuchar.
Y entonces
tu silencio
lo llevaras siempre contigo, y buscarás
darle de comer permanentemente como a un pajarillo
Jack Johnson - You And Your Heart