"-¿Es esto la
felicidad?
-Sí, como ves, así
es, no hace falta más."
Conversaciones
en un parque de Huelva mirando las musarañas.
Normalmente suelo comentar de vez en
cuando con los alumnos antes de las clases cualquier tema que me parece
interesante para todos y que nos permita comprender un poco más. El otro día
hablábamos en clase:
-Bueno,
solemos empezar las clases meditando, y muchas veces os hago preguntas sobre lo
que sentís, sobre la meditación o sobre lo que vaya surgiendo de yoga. Hoy os
voy a volver a preguntar sobre la meditación... Bien, nos sentamos, cerramos los
ojos, ¿y qué? ¿Qué pasa?¿O no pasa nada?
-Trato de no
pensar -dice un alumno.
-Bueno, eso
es un poco complicado ¿no? -le digo -. Bien, cerramos los ojos, ¿y qué?
-Pues yo
desconecto -dice otro alumno.
-¿De qué
desconectas? Bien, cerramos los ojos, ¿y qué?
-Yo siento el
cuerpo -dice un
tercero.
-Genial,
sientes el cuerpo, cuéntame algo...
-Procuro
sentir mi cuerpo...
-Maravilloso,
dime más...
-Me acomodo.
-¿Te pones
cómodo en postura entonces? ¿Te ajustas internamente?
-Sí.
-Eso del
cuerpo, ¿qué es lo que sientes?
-Siento las
piernas, la columna, la cabeza...
-Cuéntame algo
más, por ejemplo, ¿te pesa el cuerpo como cuando empezaste hace dos años, o te
sientes más ligero?
-Me siento más ligero.
-Genial, ¿estás más cómodo en tu cuerpo,
no?
-Sí.
-Bueno,
volvamos al inicio. Nos sentamos a meditar. Cerramos los ojos. Contadme más...
-Yo observo mis
pensamientos -dice otro alumno
-Estupendo...
¿y?
-Trato de no
irme con ellos, me fijo en mi respiración.
-Anda, qué
bien. Es decir, llega algo, lo observas
y dejas que se vaya, ¿es así? Y te mantienes en tu respiración.
-Sí, unas
veces me cuesta mucho y otras no...
-Pero ahora
eres capaz de estar sentado, observar y no salir corriendo, ¿es esto cierto?
-Sí.
-Es decir,
ahora estas cómodo con más facilidad con tus pensamientos, tus emociones, con
tu respiración... Los observas... Si quisieras, eres capaz de darles nombre a
esos pensamientos.... Si te embarga una emoción, por ejemplo, sabes ponerle un
nombre y, ¡anda!, eres capaz de mantenerte observando sin verte arrastrado por
ellos, aunque sea un rato… ¡coño y te respiras! Qué alucine, ¿no? Respirarse, sentir la
vida.
Como veis, a
lo largo de estos meses habéis sido constantes, disciplinados en
vuestra practica, no habéis desfallecido y han ocurrido pequeñas
cosas en apariencia sin sentido, pero son muy importantes, son lo que
denomino los pequeños milagros que nos crean las condiciones de felicidad.
Resulta que
estamos cómodos con nuestro cuerpo, además lo siento como cuerpo, no lo imagino.
Esto es muy importante: es diferente imaginar, fantasear sobre el cuerpo, que
sentirlo. Eso se llama "la realidad del cuerpo": el cuerpo
ya no es solo referencia de placer o dolor, nos está diciendo muchas más cosas,
se ha hecho amigo nuestro, estamos cómodos, nos sentimos confortables con él,
es una ancla de felicidad.
Me comentáis que
si os distraéis mediante la respiración volvéis a prestar
atención: a eso lo podemos llamar "recuperar el hilo de
la existencia", volvemos a nosotros y eso es un milagro bellísimo. Resulta
que ya no andamos tan perdidos en el olvido de no estar atentos, ya no andamos
tan perdidos entre tantas distracciones en un bosque sin luz, donde no sabemos
el camino que pisamos.
Me habláis de
que observáis el caudal de pensamientos, de emociones… Decíamos que
con eso ya estamos aprendiendo a ponerles nombre. Si nos embarga
una sensación de cualquier característica sabemos, sentimos por qué es y no
os dejáis arrastrar por ese caudal o tsunami de pensamientos y
emociones. Se ha producido otro milagro maravilloso, estoy aprendiendo a tener espacio
interior, estoy aprendiendo a ser libre, pues elijo. A
eso se llama "descernir libremente mi espacio de libertad".
Entonces, solo
de estar sentados, junto con nuestra práctica de yoga, con nuestra regularidad,
con todo ello, se están produciendo milagros. Jopé, con la que está
cayendo y resulta que todo ello me hace feliz, ¿no? Pues vivir en
el cuerpo, vivir en la respiración y vivir en la mente significa vivir
despierto, despierto "al presente de nuestra vida", que es lo más hermoso que hay. Además ¿no estamos cómodos, no nos sentimos
confortables con ello? ¿No siento más amabilidad hacia mí mismo, hacia mi
cuerpo, hacia mis pensamientos, hacia mis emociones, hacia mi respiración?
La amabilidad
hacia uno mismo es una de las semillas más poderosas del amor. Persistamos y, entonces, ese caudal lo alimentaremos de amor y todo
ello, gota a gota, paso a paso, nos permitirá vivir despiertos hacia la
felicidad de la existencia.
Todo este
andar, todo este camino nos está enseñando a vivir en nosotros: a eso se
llama "habitar en la felicidad andando por el bosque sabiendo dónde
pones los pies".