domingo, diciembre 18, 2016

La mirada consciente


 La mirada consciente

posted 16 de diciembre del 2016


"-Alba, hija mía, mira:
esta flor amarilla es para ti.
Es un jazmín que solo florece en invierno.
-Papá, huele a sol, huele amarillo."


El yoga es un camino interno. Lo interno habita en uno mismo. Para verse uno mismo es necesaria la calma. Si hay calma, hay silencio.

El silencio es amplio, inabarcable. Entonces, uno anda.

Nadie dijo que andar fuera fácil. Andar solo en estas condiciones implica sensibilidad y valentía.

Lo sensible es pura belleza. La valentía se gana paso a paso.

El silencio adquiere ternura. Siempre había estado ahí, solo pasaba que las capas de densidad lo camuflaban.

Me escucho:

Yo mismo me observo a mí mismo siendo yo mismo. Yo mismo me doy cuenta de mí mismo:

Alerta, lúcido:

Mi Corazón se encuentra entre mis manos.

En todo momento se reúnen todas las condiciones, eso es así porque la mirada es consciente.

No me siento separado, y mi corazón blandito y calentito entre mis manos, sonríe.




Artículo escrito por Carlos Serratacó



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