La mirada consciente
posted 16 de diciembre del 2016
"-Alba, hija mía, mira:
esta flor amarilla es para ti.
Es un jazmín que solo florece en
invierno.
-Papá, huele a sol, huele
amarillo."
El yoga es un camino interno. Lo interno habita en uno mismo. Para verse
uno mismo es necesaria la calma. Si hay calma, hay silencio.
El silencio es amplio, inabarcable. Entonces, uno anda.
Nadie dijo que andar fuera fácil. Andar solo en estas condiciones
implica sensibilidad y valentía.
Lo sensible es pura belleza. La valentía se gana paso a paso.
El silencio adquiere ternura. Siempre había estado ahí, solo pasaba que las
capas de densidad lo camuflaban.
Me escucho:
Yo mismo me observo a mí mismo siendo yo mismo. Yo mismo me doy cuenta de mí
mismo:
Alerta, lúcido:
Mi Corazón se encuentra entre mis manos.
En todo momento se reúnen todas las condiciones, eso es así porque la
mirada es consciente.
No me siento separado, y mi corazón blandito y calentito entre mis manos,
sonríe.
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