lunes, marzo 01, 2010

Camino a Fez


Y lo primero que ví en Fez según llegaba al hotel fue un burro que se había escapado de su dueño y que corría libremente por la carretera.

Hoy salí a los bosques montado en Mariano, y con Coquelico suelta sin ataduras. Mariano es un burro viejo y tras la muerte de Platero, Coquelico no se separa de él. Hemos andado por los caminos, el ruido de los riachuelos nos acompañaba todo el trayecto, y entre los riachuelos islas de margaritas blancas rodeadas de verde nos llenaban la vista de colores. Era el primer día que Coquelico salía sin cuerda, y la segunda vez que la sacaba de casa. Y ha corrido de un lado a otro, pegando saltos y brincos de felicidad. Lo hemos pasado muy bien. Me vino la imagen del burro corriendo feliz en Marruecos, de ahí la foto.

Perdido adrede por las callejuelas de la Medina de Fez sorpresivamente aparecía un burro cargado hasta arriba de cajas, y su dueño te pedía le dejaras pasar y tenías que pegarte a las paredes. Callejuelas de colores, de multitud de estímulos y olores, perderse en el Medievo.

Y salir de la Medina e ir a la ciudad de Fez, y ver que no tiene nada de diferente a nuestras ciudades, eso sí, calles muy anchas, edificios bajos, una ciudad con más espacio, muchos parques, y calles con tiendas en rebajas, supermercados, restaurantes internacionales y gente vestida a la occidental en este mundo globalizado.

Un viaje amable compartiendo con personas amables momentos muy buenos. Es fácil etiquetar, pensar e imaginar que somos mejores que el otro, pero resulta que el otro es igual a nosotros, y que siempre cabe la posibilidad de aprender y disfrutar olvidándose de las etiquetas y de los patrones que pocas veces se corresponden con la realidad. Cuando pensamos en el otro como adversario sin experimentarlo, surge una línea invisible, una línea de confrontación, y con ello estamos más cómodos pero nos perdemos el instante pues ya hemos juzgado. Es como las noticias de los periódicos que plasman un mismo hecho desde su punto de vista pero pocas veces se corresponden con una realidad sino con su subjetividad ideológica o de mercado.

Me he comprado una shilaba de lana de borrego y me queda estupenda, y hoy me comí unos spaguettis con especias de la Medina.

La experiencia como maestro de la vida, la experiencia de un burro corriendo, sin estar atado.

Seguiremos comentando el viaje a Fez.
Prince Purple Rain

2 comentarios:

Peter Wash dijo...

Muy bonito lo de Mariano y Coquelico. Me ha recordado a escenas parecidas con perros que tuve hace años. Es una pena vivir en una ciudad y no poder tener animales que te den esos momentos de felicidad.
Enhorabuena, siga usted así, oh, guruji.

Fdo: su muy fiel padawán.

Carlos Serratacó dijo...

hello Tao Peter, por aqui lluvioso lluvioso, ya te echaba de menos,estoy reflexionando volver a la ciudad, esto del campo bucolico, pues no sé, es una falacia, y sin vecinos pues sólo puedo hablar con los bishos cuando estoy por aqui, En Huelva ya me relaciono humanamente. je, abrazos, Carlos

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