Una clase es una sucesión de asanas, todas
ellas hermanadas para equilibrarse y compensarse, para apoyarse y ayudarse,
para dar un sentido a ese momento, para crear unas circunstancias mentales,
emocionales, físicas y energéticas que nos hagan sentirnos de un modo. Hay una
calma según vamos realizándolas, y en el savasana, al final, hay mayor
claridad. Hay un cambio permanente, hay una escucha a un sentir interno, hay
una aceptación de la realidad que se muestra en ese momento. Hemos ido de un
sitio a otro, ha habido un viaje.
Asana me lleva hacia el conocimiento de mi
centro; buscando que las partes dialoguen y se entiendan me comprendo, pues
entre ellas se equilibran, y al mostrarme al desnudo internamente, me deshago
de aquello que me pesa y no sirve. Me permite amarme al verme y aprender a
equilibrarme, y al aprender a amarme, aprendo a amar al otro. Y aprendo a amarme,
entre otras cosas, porque no me violento en asana, sólo me descubro. Descubro
el amor a la vida en el instante. La totalidad del momento. Una flor que
brilla, el agua que corre, una mirada, o un cielo inmenso.
Aprendo que no soy competitivo, y veo lo
mecánica que es dicha cualidad, entonces descubro que, al eliminar tanto
esfuerzo reactivo, elimino tensiones y todo ocurre porque todo va encajando,
sin dramas ni energías perdidas.
Desde que empecé la práctica de yoga, el
sentido de lo que es una asana ha ido abriéndose, expandiéndose. Es como
un espacio sin fin donde se va comprendiendo, encajando.
Y al estar desnudo en la esterilla y según
practico, veo los despojos, no puedo esconderme a la sinceridad de lo que soy,
y me doy cuenta de que hay más luz, que no vale la pena jugar a lo que no soy.
Me entrego a la celebración de la vida con todo lo que conlleva, voy y soy,
estoy siendo, no fui. No anhelo lastre, sintiendo soy brote que me
adapto, no hoja caduca y reseca, y lo acepto con la mirada de frente.
Y la suavidad es densa, también ligera,
pero es una densidad que sabe a agua, y es Eolo, el dios del viento, el que se
mueve dentro de mi ser reconfortándome.
Asana es vida y es comprensión, seguiremos
hablando de ella.
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Huelva, Abril de 2010
1 comentario:
pues si me gusta leer todo lo que escribes... , y si que es cierto que las asanas nos ayuda a conocernos a nosotros mismos y trasladarlo todo a la vida nuestra diaria pues muchas veces nos lamentamos de lo que no podemos hacer en vez de pensar en lo que hemos conseguido , tener tiempo no tener prisa...
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