No es nada fácil crecer con conciencia,
no resulta cómodo verte como eres y no esconderte, no es fácil reordenar las
emociones, mirar, observar, ver, mover y andar creciendo.
Remover lo oscuro para que entre
luz. Lo que he dicho muchas veces en el blog: llevar tu corazón en la
mano.
Sonreír, reír a la vida, gozar del acto
de vivir.
Nos vamos poniendo parapetos, defensas
por todos los sitios, fosos para que ni salten ni nos hagan
daño, y fosos y murallas para no escapar nosotros de nuestro castillo
que está allá en lo alto.
Muros, parapetos, defensas....
Y la rutina esconde la conciencia y
ciega el corazón.
Posiblemente una de las cualidades más
hermosas del yoga es mostrarte quién eres en un viaje de la cabeza al corazón,
un viaje lleno de miel y de baches, de aceptaciones de lo que uno es y de
aceptar lo que pensaba que no era y resulta que soy. De un aprendizaje del
amor hacia uno, de apertura de un espacio donde el estar presente, el
tener presencia te permite crecer mirando la vida tal como
te viene. Si te amas, amas; si te aceptas, aceptas al otro; si
sientes, sientes la vida.
Y la vida no puede ser controlada, la
vida no se encuentra encajonada, etiquetada, con un precio puesto, la vida no
se puede poner en venta.
Para vivir hay que tener confianza a
manos llenas. Confiar en que ella reordenará a su modo nuestra existencia.
Tanto sufrir… pues queremos que todo
marche controlado y ordenado. ¿No es más importante sentirme a mí, a
ti, dejar fluir mis emociones, dejarme sentir, estar en contacto con la vida y
con los sentimientos que siento y que tú sientes?
Y una vez allí, en tu andar no
sintiéndote tan apretado; sintiéndote sin tantos muros, tantos parapetos,
tantas defensas, tantos autoengaños; sintiéndote a veces con dolor, otras con
mucho amor, tranquilo, sereno. Disfrutando del sentir, aunque a veces no guste,
porque todo no se puede esquematizar en que me gusta o no me gusta, lo deseo o
no lo deseo, me duele o no me duele. Hay más al andar creciendo.
Por qué no nombrar al amor, a la
felicidad, al corazón, a su hermosa capacidad de sanar. Por qué no olvidar por
un momento tanto pensamiento, tantas cosas que hacer, tantas ganas de éxito.
Conmigo vive el Prana, un perro
maravilloso, lo que más le gusta es abrazar a todo bisho viviente, poner sus
dos manazas y fundirse en un abrazo, y sentirte mientras te huele y te mira con
ojitos…
No hace distinciones con los abrazos, me
gusta.
Nina Simone - Ain't Got No...I've Got Life
http://www.youtube.com/watch?v=GUcXI2BIUOQ&feature=list_related&playnext=1&list=MLGxdCwVVULXft6CB_fV9z2zjFe_3YfHB5
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociacion Onubense de Yoga
Noviembre 2010
Huelva
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociacion Onubense de Yoga
Noviembre 2010
Huelva
No hay comentarios:
Publicar un comentario