jueves, diciembre 08, 2011

La conciencia en el acto cotidiano


"Yo intento domesticarte, y tú intentas asilvestrarme"
                                                                   Manuela

La conciencia como un darme cuenta. La conciencia como un suspiro en el presente. El darme cuenta que soy y estoy aquí, en tierra, no en una nube de pensamientos que no son, son fantasía.

Conciencia como presente continuo intermitente.

Estos días de fiesta he estado en el campo. He estado atento a mi conciencia, a nutrirme, a entregarme, a sentir, a rehuir de lo falaz, de lo que no me alimenta. Es difícil, yo sólo lo intento y lo cuento.

Actos que me han dado cierta conciencia:

- El domingo hice una reunión en casa. Abrir mi casa a la gente que quiero y que me quieren, entregarme a ellos, escuchar, fluir. Nutrirme del otro. El grupo es importante. Conciencia en todo momento en que estuvieran cómodos y disfrutaran. El acto de ofrecer tu hogar:

Atento a escuchar, atento a los alimentos que preparaba en la chimenea, atento al vino, atento a cada uno, atento a recoger la mesa, a los pequeños detalles que no son invisibles y que ayudan a la fluidez. Atento a disfrutarlo relajado, atento sin egoismo.

-Conciencia de compartir en los demás días mi soledad, y mi compañía con mi pareja, Manuela.

Estar atento a los pequeños detalles, por ejemplo al plantar algarrobillos:

Elegir aquellos arbolillos que iba a plantar, hacer todo pausado, dar con la azada en tierra centrado en ello haciendo el agujero justo, preparar la tierra para el arbolillo, buscar piedras para rodear el arbolillo y que quedara señalado, cubrirlo con cariño, regarlo.

He estado tan feliz que tras varios años he vuelto a sacar mis herramientas para trabajar el cuero, y ahí sentado en el suelo frente a la chimenea he sentido el dulce calor mientras volvía a sentir en mis manos el trabajo artesano.

La conciencia la trabaja la atención porque estoy centrado en esos momentos, es decir trato de entregarme de lleno al acto, sin egoísmo, sin cavilaciones, seguro de mi entrega, y por ello eso da luz al acto, y por ello el acto es "vivo".

Es importante trabajar la no ilusión, me refiero a las percepciones erróneas, entregándose con plena conciencia al acto, al momento, de modo que la tiniebla no empañe ni condicione el acto "vivo". Eso significa no estar perdido en la cabeza sin vivir el acto, la emoción, el sentimiento, el momento. No estar perdido en un bosque de sombras y de niebla que no son el presente.

Educándome a  estar centrado en lo que soy  en el acto, en la emoción,  en el sentimiento; así el momento tiene otro sabor, me doy cuenta que degusto la vida.

Un buen truco, yo diría que un extraordinario truco, es entregarse de lleno a los pequeños actos cotidianos con plena presencia. Si te hablo, te hablo, y sé lo que digo, no hablo por hablar. Si me enjabono en la ducha siento el jabón que frota mi piel. Si me miras te miro...

De ese modo la vida adquiere presencia, sentido, sin las brumas de aquello que no es y que emana de una mente dispersa.

"A veces la luz de la conciencia muestra un todo sin discriminar y ello me muestra lo que yo soy, y eso a veces me sorprende, y a veces me digo: "¿Sería yo más feliz con el zapping de la inconsciencia, tumbado y muerto en vida, colonizado?"."
                                                                                            Carlos hablando con Harold

RADIO FUTURA semilla negra 


2 comentarios:

Peter Wash dijo...

Muy bonito, Carlitos, bello.
Disfruta del momento. Siempre.

Anónimo dijo...

La azada, la tierra, los arboles, los animales, los amigos, tus hijos, tu pareja, y el vino oh! y el vino....... Disfruten de la vida. Que más se puede pedir.

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