miércoles, agosto 15, 2012

Rutinas y sensibilidad




"Rutina: ( del francés. routine, de route, ruta). Costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las  cosas por mera práctica y sin razonarlas. "


La mayoría de nuestras acciones son por rutina. Gran parte de nuestras emociones también lo son. Nos movemos en un universo de lenguaje, de respiración y de gestos corporales sujetos también a unos parámetros rutinarios.

Ello implica que nuestro universo e interpretación del mundo se basa muchas veces en esas características que se repiten.

El yoga al despertar la conciencia, es decir "el darnos cuenta", da luz a muchas de esas rutinas, y ese foco nos permite cambiar muchos de esos límites que nos trazamos.

No hay rutinas buenas ni rutinas malas, es el darnos cuenta lo que nos permite un punto de inflexión, de cambio. 

El yoga crea las condiciones para generar un estado de sensibilidad, nos despierta los sentimientos adormecidos ante tanta repetición, nos muestra nuestro corazón, nos comunica con lo íntimo. Nos abre la posibilidad de ver florecer emociones, de sentir sin filtros.

La rutina es un filtro o una capa del sentir. Solemos habitar en lo mental haciendo caso omiso de nuestro cuerpo, de nuestra respiración, de nuestros sentimientos más profundos. Pero lo mental no es lo único que podemos habitar. Podemos habitar también nuestro corazón.

Muchas veces observo en clase que cuando vamos a asana lo hacemos desde lo mental, volvemos a la repetición de lo conocido. Ahí suele primar el no darnos cuenta que es la respiración a la que hay que seguir, y es la respiración la que nos conecta con nuestro cuerpo, y de ese contacto nace el contacto con lo íntimo, con el espíritu, con el corazón, con la sensibilidad. Es decir cada respiración, cada inspiración y cada espiración es un viaje al sentir, donde lo mental sólo debería de valernos para dar un foco de atención a aquello que se despierta.

La postura o asana al ser una mera metáfora de lo vital nos hace ver en nuestra vida diaria hasta que punto estamos atados a rutinas de todo tipo que no nos permiten ver claramente lo que dice el corazón de los demás y lo que dice nuestro propio corazón.

La sensibilidad crece con la práctica, la práctica no deja de ser una rutina, la diferencia es el estar despierto, abierto, atento, sobre todo atento a ese presente que tenemos ahí delante. La atención es el quid. Vivo si estoy atento, y si a esa atención le sumo la entrega, y el abandono, todo fluye mejor.





Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Huelva

No hay comentarios:

Artículos más visitados

Amigos del Blog

Todos los artículos a un clic

Traslate