-Papito, ¿cuando me vas a poder cargar?
Estás siempre malito en la cama.
-Amor, ya estoy más de pie.
¿O no me sientes ahora?
Estoy aquí contigo, a tu lado.
Alba y su
papá
-Te noto muy zen.
-Sí, lo estoy.
Estoy vivo,
y ya puedo estar de pie algo más.
Carlos
"Cuando una mente refrenada por la
práctica del Yoga se serena,
y
en el momento en que uno,
viendo el Sí mediante el sí,
encuentra su contento únicamente en el Sí"
Bhagabad Gita 6/20
Volvamos a hablar de ciertos temas y
sumemos otros, y quizás veamos que sí, que tenemos ahí respuestas a algunas
preguntas sobre el misterio de la vida, y ello nos pueda ayudar si estamos
realizando un camino interior o deseamos empezar a andar. Algo de desbroce en
el bosque de nosotros mismos, bajo el prisma de lo andado estos años por mi
parte.
El yoga, al ayudarnos a ampliar el campo
de conciencia y sacar a la luz cualidades intrínsecas a la vida, nos va
mostrando el camino hacia una calma despierta.
Si practicamos zen, nos ayuda de un modo
muy real a vaciarnos de lo muerto en nuestra mente, y nos muestra una realidad
pelada de una sorprendente belleza.
Si practicamos el Tao, el aprender a fluir
con una determinada energía, nos muestra una fuerza que emana de la vida en una
suavidad humorística, y con un enraizamiento sorprendente ante las olas de la
vida, es un surfeo hermoso.
Si practicamos budismo, su capacidad de
penetración en la mente acompañados de la mano de un corazón compasivo
confluyen mostrándonos un ser humano muy tierno.
Todas estas disciplinas a lo largo de la
historia se han alimentado unas de otras, se han ayudado, y se han hermanado
para mostrar que la vida es algo maravilloso, y que hay algo más que una mente
sujeta a condiciones, o una mente corrupta, o una mente no aprovechada
adecuadamente, o una mente egoísta. Nos han mostrado modos de aprender
cualidades que emanan de su propia práctica al ser todas disciplinas
experienciales, basadas en la propia experiencia del practicante. Nos han
enseñado que el camino se encuentra lleno de obstáculos y que eso es
maravilloso.
Todas se aúnan en el aspecto meditativo,
por ejemplo, el yoga. Ya Patañjali nos decía que su sentido, ya sean las
posturas o todo lo que tú quieras, es llegar de determinado modo o estado de
ser a la meditación, por lo menos como base para ulteriores experiencias. En el
zen, hay que sentarse con dos narices a meditar, y el ritual se convierte en
algo fresco. El Tai Chi, como reflejo del Tao, es una meditación en movimiento,
lo mismo que la vida. Y en el budismo igualmente la base es la meditación con
un profundo sentido ético y de responsabilidad.
Meditar es aprender a sentarse y verse.
Observaremos que nos cuesta mucho vernos, pues todo es una amalgama de
pensamientos, emociones... Es que el primer paso es aprender a ver esa amalgama
que eres tú en unas condiciones de calma, y eso es largo de conseguir. Nos
daremos cuenta de qué nos componemos, cómo somos, cómo actuamos, cómo pensamos,
e irá fortaleciéndose dentro de nosotros una calma silenciosa que está viva,
pues esa calma silenciosa viva tiene un corazón que ve más claro, tras drenar
tanta convulsión en la que nado cómodamente.
Es decir, yo no puedo decirme que soy la
viva calma y luego ser un egoísta o un cabronazo, simplemente, me sigo
engañando y lo que hago es lo contrario, fortalecer en una calma muerta lo que
era antes. Quiero decir con esto que el trabajo, la displina de la meditación
muestra sus progresos en mi modo de ser como persona, y no hay nadie que me juzgue,
pues no hay nada que juzgar, soy yo el que he de verme, y el que he de ir
viendo cómo soy, e ir penetrando en las claridades de un modo adaptativo y
sutil. Es un camino arduo, pues a una mente sujeta a tantas condiciones,
es decir, sujeta a condiciones de verme bajo mis lastres habituales, y mi
codicia y egoísmo habituales, o mis deseos o ira o reactividades habituales, o
bajo las condiciones educacionales, o culturales que tenga cada uno… a esa
mente, digo, le resulta fastidioso encontrar claridades. También hemos de sumar
la parte no consciente que se muestra en la meditación, y donde vemos cómo
maneja nuestro presente a su antojo. Todo ello, a mi parecer, es maravilloso.
Así somos, y encontrar el camino en el bosque no es fácil. ¿Quién ha dicho que
lo fuera? Si lo fácil es poner mi vida en una red social o una fotito
para que me vean, y esperar a que me pongan un me gusta, o hacer el tonto por wasap o cualquier pantalla estúpida.
Es muy triste, pero así es.
Os aseguro que, según vayais encontrando
claridades, vais a sentir cambios importantes en vuestra vida, y como he dicho
muchas veces en el blog, nacen cualidades que nos hacen menos egoístas, menos
codiciosos, no de dinero, sino de emociones y muchas más historias; menos
dependientes; simplemente nos hacen mejores seres humanos, como digo últimamente,
es decir, más libres, que no significa hacer lo que uno quiera; significa tener
mayor claridad hacia la vida con una base firme en presencia.
Si alcanzo una estabilidad en las claridades y en las cualidades
que nacen de estar sentado meditando o de mi propio trabajo interior, se nota,
insisto, se nota de inmediato, y el primero que lo nota es uno mismo. Es decir,
en claridad no hay engaño, hay claridad, por tanto soy yo mismo el que me muevo
en ese pequeño despertar, no mi vecino. Eso sí, según yo interprete y actúe con
mi vecino veré si tengo claro la claridad o sigo en las mismas.
Probemos, sólo hay que sentarse y verse, y
luego actuar con el sentido de responsabilidad y ética que surge de ese sentar.
Lo demás es paja, paja de la buena, que solo arde sin parar hacia ningún lado.
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Bomba Estéreo-"El Alma y el Cuerpo"
y "To My Love"
y para la indecisión pa verse, una meditación pa´practicar
Meditación del octuple sendero bribón
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Huelva
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