domingo, marzo 31, 2024

La primavera, la apertura en yoga, y la migración de las aves

 


"Resistirse a lo que es, es un freno a nuestra vida y a nuestro yoga. De la aceptación nace la belleza, y de ahí nuestra comprensión"

Carlos

 Hace unos días me encontraba observando el cielo. Amanecía, era de esos días que ya se inician como con una luz ya cambiada, de mayor profundidad y hondura, donde los haces de luz muestran en su respiración otra realidad en su invisibilidad tangible, pues los signos de la tierra natural ya nos dicen que una nueva estación entra, nos hablan en su sabiduría ancestral.

Las gallinas por ejemplo aparecen con sus pollitos de la nada como si supieran el momento justo de cuando debían eclosionar los huevos, o en los árboles nacen las primeras hojas que nos protegerán del sol que vendrá, o la tierra ha ido adquiriendo otro color y textura para prepararse para brotar hacia el mismo cielo, pero, sobre todo, o por lo menos me lo parece, la luz cambia.  Es prácticamente imperceptible dicho cambio de tonalidad en el ambiente, pero con la práctica es posible darse cuenta año tras año.

Me preguntaban el otro día en un ejercicio de aprendizaje de francés que cuáles eran mis gustos, preferencias, y momentos únicos del día o en general, y tras leer las respuestas pensé: "Creo que soy un poco raro". 

Decía:"j´aime le yoga et l´escalade, j´aime nager dans le mer, et travailler la terre, j´aime collectionner des livres anciens et rares, j´aime lire beaucoup, j´aime regarder le ciel et vois les nuages, et les oiseaux passer, m´impliquer dans la nature, j´aime écrire sur ce que je ressens et sur la vie..."

  Decía entonces en ese ejercicio que uno de mis momentos mágicos es mirar el cielo, y sentir su belleza y su calma, y sorprenderme por el paso de las aves, ya sea un vuelo raudo, como el de los patos, o más tranquilo, como otro tipo de aves, y sentado ahí mientras amanecía empezaron a pasar bandadas y bandadas de aves, y paso algo increíble: no dejaban de aparecer en infinitos vuelos que parecían bailes en puntas de flecha oscilantes. Estaba sorprendido, pues no es normal ver tantas aves migrando a la vez y todas ellas danzando a la vida y a la existencia. Volvían posiblemente de África hacia el "calorsito" y luz de nuestra tierra y de nuestras marismas, ahora sedientas de tanta fresa codiciosa.

Reflexionaba sobre que la vida en su polifonía de manifestaciones polimórficas, es decir, la vida en sus múltiples manifestaciones de infinitas formas y común esencia, es imparable, y ahí radica su misterio, su encanto, su divinidad. Esas aves volando de continente a continente, pues en el cielo no hay fronteras, y su baile a la vida en una permanente ayuda mutua resulta conmovedora.

El yoga nos hace comprender que no se puede vivir la vida en una cabeza que quiere controlar la vida, en una cabeza repleta de proyecciones, en una vida sujeta a los espasmos de los sentidos, a una vida aditiva a intereses virtuales, o intereses puramente materiales. 

Es desde la calma de uno donde sentimos los pies en tierra para realizar la postura, y ajustar los equilibrios para sentirnos bien. Es en la quietud de la inmovilidad sentados que profundizamos en el silencio, para volar a descubrir continentes. Es en la entrega con atención donde no dejamos escapar la existencia en chorradas vacuas. Es el acto de educarse para aprender a vivir con un sentido que nos direcciona en un alma común que nace de esa profundidad.

Es vivir abiertos, sin miedo a volar. Es vivir en permanente aceptación, sin miedo a perder.  Pues es el darnos cuenta lo que nos suma y lo que nos subyace en la corriente vital.

Me sentí dichoso de ser tan afortunado de amar y apreciar la vida en sus diferentes manifestaciones, me sentí feliz de haber perseverado en mi yoga, de haber dejado que mis sentidos despertaran, que mi sentir hablará con mi corazón, que mi mente se vaciara de ruidos, de trabajar  incansable para que mi cuerpo tuviera la fortaleza de abrirse a la dulzura y a esta hermosa primavera.


La Plazuela, David de Jacoba, Texture-"Alegrías de la Ragua"

Artículo escrito por Carlos Serratacó

Huelva, Marzo 2024

viernes, febrero 02, 2024

Hablemos una gota de la iluminación

"Todos los días tienen las condiciones para iluminarnos. Dicha condición depende de nuestra mirada"

Carlos

 Vivimos en una sociedad llena de humo, y entre tanta nube a veces no vemos lo que la vida nos dispone delante nuestro. Igualmente ante la perdida de valores generalizada, y tanto narcisismo andante, ese humo nos entra en las entrañas, y vamos corriendo por la vida, sin, a veces, tener claridad, ante lo que nuestro íntimo nos solicita, pues no hay escucha ni pausa para vernos.

En yoga, igual que en nuestra sociedad, hay mucho humo, y más ahora que se ha puesto de moda. Podemos hablar entonces de como se vende un camino hacia la iluminación o nos venden sus "saberes" los iluminados. Dicha condición iluminativa se ha conseguido ya sea por la gracia de los dioses, ya sea por un profundo trabajo interno que queda detallado en el curriculum en red, o porque les ha hablado algún iluminado y por empatía se les ha adherido la luz, o quizás sencillamente porque se siente poseedor de la verdad.

Partimos entonces que no creo en los supuestos comentados para iluminarnos ni comulgo con lo común. Más bien creo que la vida en su infinita riqueza nos ayuda a ir encendiendo candiles o pequeñas luces en nuestro interior, y ello nos ayuda a ver, a vernos, a ver la realidad y a ser buenas personas. 

Una postura de yoga es un viaje de conciencia, de ir encendiendo comprensiones de darnos cuenta para generar unos sentires oscurecidos por el humo, de ir abriendo nuestra conciencia poco a poco, sin aspavientos. Por ello no creo en la lucha postural, tampoco en la exigencia en yoga. Creo en la constancia dulce y en el quehacer amable. Por ello, en una postura no cabe quedarse adherido a que la mano o la nariz lleguen al suelo. El trabajo es quitarse adhesiones, pegamentos, y guerras corporales transformando dichos impulsos en una conciencia que ve y que se encuentra en disponibilidad de apertura, y es ahí cuando dicha predisposición interna se asienta, cuando uno es capaz de sentir cierta luz en la conciencia, cuando diría: "hemos iniciado un andar iluminativo que dura una vida", y donde  también es muy fácil, que sobre todo nuestro propio egoísmo, nos vuelva a sumir en la oscuridad. 

Es decir, es necesario una constancia dulcemente ardua para ir manteniendo la llama de la conciencia para ir encendiendo candiles o velas en el bosque oscuro de nuestra interioridad, y para ello, entre muchas situaciones, conviene tener los pies en el suelo, y así podremos ver un poco más allá de nuestra mano y sentir el brazo, el pecho y todo aquello que nos vaya enseñando la luz que nos señala.

Nos pasa lo mismo con la iluminación: el pretender que uno se va iluminar es absurdo, pues salvo personajes realmente santos en el sentido de su claridad de conciencia, dígase  Krishnamurti,  Ramana Maharshi, Paramahansa Yogananda, Sri Aurobindo,  Gandhi, la Madre, Thich Nhat Hanh, etc nadie se va iluminar ni haciendo posturas de yoga, ni porque le  pongan muchos "me gusta" en red; ni aunque se lo curre, y todos los días venda lo bien que se lo curra, y satisfaga con ello su codicia egoica y material. Insisto, resulta absurdo. Si algo en común tienen sus santidades es la invisibilidad narcisista o autoreferencial.

 Por otro lado, en budismo, muy ligada su filosofía y su comprensión interna al propio viaje milenario de yoga, uno de los aspectos que me parecen muy interesantes con respecto a la iluminación es reconocer primero esa dualidad básica de la mente, donde habría que trascenderla para ir en busca del espectro. Es decir las cosas no son ni buenas ni malas, ni son solo que me gusten o no me gusten. Conviene ir educando la mente hacia una gama o espectro cromático de colores más amplio, y estoy hablando de nuestra mente, de nuestra conciencia o de nuestro comprender interno.

 Nos decían entonces nuestros amigos los budistas que tendemos a observar  muchos aspectos negativos a la hora de vivir la vida. Diría como comento en clase, que ponemos más atención en la resta que en la suma. Y la dirección que nos señalan es que la atención ha de ir hacia una realidad menos dramática y personalista, y disponer de una atención hacia situaciones con mayor apertura, bondad, de cualidades más positivas.

Por tanto primero hay que reconocer los pensamientos y emociones que nos embargan, y que a veces nos invaden asumiendo mayor protagonismo del habitual y con ello generando un sufrimiento, a nosotros y a los demás, que quizás no resulten necesarias educando otra mirada interna. O pensamientos que nos inflan, cuando realmente el camino interno es un camino de disolución y transformación.

Ante todo, y por suerte somos imperfectos, y ello es tan maravilloso que esa circunstancia nos permite abarcar mayores cotas de conciencia si aplicamos nuestro yoga adecuadamente. Por lo que muchas veces hemos de tener mucha paciencia con nosotros, asumir nuestros errores con dulzura, e ir aceptando la realidad de lo que somos, ante nosotros, sin tantas auto narraciones placenteras y poco creíbles.

Igualmente si nuestra práctica general de yoga es amable y disponemos de tiempo para estar en nosotros, nos daremos cuenta con el paso de los años, que esa dirección de tener una atención interna panorámica mas de suma que de resta, el propio yoga nos lo ha ido creando, y  ha generado una bella semilla de la que nace una flor, y somos nosotros que decidimos en plena potestad con que regarla, y es ese riego el que nos va mostrar la realidad que vivimos en ese momento.

Y es por aquí, donde se van encendiendo las luminarias o pequeñas luces que iluminan nuestra conciencia y nos van ayudando a caminar, es decir esa iluminación es un camino de vida, y es ese propio andar el que te va poniendo en la pisada que das, una pisada silenciosa, consciente, sin mucho ruido, y con nuestro  candil en la mano, pequeño y tierno.


Moloko-"Sing in back"

Artículo escrito por Carlos Serratacó

Huelva, Enero 2024

miércoles, diciembre 06, 2023

Momentos de dicha

 

 


 
"Armonizando el cuerpo, la mente y el alma, logra la suprema bienaventuranza. 
Descubre al Ser en todos los seres y a todos los seres en el Ser.
Ve que el Todo es Uno y el Uno es Todo .
En verdad te digo que nunca abandonaré ni permitiré que me abandone
 quien Me ve en todas las cosas y ve a todas las cosas en Mí.
Perpetuamente lo tendré sujeto a Mí con las áureas cadenas del amor.
Quien me ve en mi Unidad y me ama en todos los seres, morará en Mí"
Bhagavad Guita

Al despertarme, poco antes del alba, cuando las aves todavía duermen; el burro, al sentirme moverme en casa, relincha llamándome. Max, el Mastín entra y como cual oso, me abraza. Los gatos se asoman a las ventanas y maúllan. Ha sido una noche fría, plagada ya de escarcha. Es un frío rico, suave, que penetra y recompone. En la chimenea quedan unas pocas brasas, por lo que las avivo con unas ramas pequeñas y troncos.

 Es un despertar que rejuvenece al sentir el silencio profundo de la propia inmensidad del campo, con su aire puro alejado de los humos de la ciudad. Quedan unas pocas estrellas en el firmamento, pero en esos momentos que va apareciendo la luz, las estrellas van perdiéndose de vista. Diferentes tonalidades de verdes, amarillos que forman multitud de gamas alfombran las praderas, y las gallinas ya empiezan a moverse con estos primeros rayos de luz picoteando y arañando la tierra, corriendo de un lado a otro, felices de su libertad.

Me hace inmensamente feliz sentir la vida y salir hacia el establo para dar de comer a Trueno. Trinchar la paja con la horca u horquilla, y echar la paja en el pesebre: han pasado más de veinte años de entrar en el establo, luego en el pajar. En ese sencillo  acto de recoger la paja y llevarla al pesebre se resume mi vida estos años. 

Han pasado muchos burros y burras por esta cuadra pero en cada mañana, a pesar de los años, siento la misma dicha. El coger la horca, ese tenedor gigante, y pinchar en la bala de paja, coger un trozo, y llevar al peso ese bocado hacia la bañera vieja convertida en pesebre, me trae a los primeros humanos, a ese degustar la vida en real, sin prisas ni falsas preocupaciones envuelto en ese olor de la cuadra que me gusta, pues la propia naturaleza y mudanza de las diferentes capas de paja y estiércol hacen agradable el momento pues absorben los olores fuertes. Trueno primero come el grano, y más tarde  comerá la paja. Mientras come, reparto también grano entre las aves que picotean al pie de la cuadra, protegidas del viento por el cañizo que he cosido a la valla. Los gatos siguen maullando, pero ahora desde los pies de las cañas.

Maximiliano, el mastín amoroso, mira inmensamente dichoso el acto soberano de todos aquí reunidos amándonos, sin comernos unos a otros, ni devorándonos en codicias absurdas.

De pie, también les miro. En pie permanezco, con la mirada brillante, inmerso en mi mismo, enraizado, presente, plagado de libertad, abierto a la vida, al aire, y al sol. Ligero, con esa sensación de dicha de estar aquí, ahora, a las puertas del establo, cada mañana.

 Gata Cattana -" Como aman los pobres" 

Artículo escrito por Carlos Serratacó

Huelva, diciembre 2023


lunes, diciembre 04, 2023

Notas sobre la atención

 

"La atención nos genera conciencia, la cual es infinita y bella al aunarse a la propia existencia, permitiéndonos volver en un continuo renacer, a sentir la vida con una mayor plenitud" Carlos

 

Posiblemente uno de los fundamentos esenciales y fundamentales de la práctica de yoga sea la constancia sobre nuestra propia atención. Situación absolutamente complicada en los tiempos en los cuales vivimos, pues lo que prima es la dispersión y la inmediatez, ambos componentes esenciales para mantenernos distraídos, y por tanto, seguir generando así, situaciones de dominio sobre la población, y sobre las personas, provocando no solamente circunstancias de dispersión interna, sino de descomposición social y humana entre los propios seres humanos.

Manteniendo la dispersión, no se generan situaciones de rebelión ante las permanentes capas de servidumbre y alienación que nos van colonizando, por lo que nuestra libertad se va cada vez cercenando de modos sutiles, pero groseros y claros. No voy a poner ejemplos, que cada uno se mire a sí mismo, y lo reflexione, puede ser un buen inicio para estar atento.

El yoga es un camino hacia la libertad, y la atención es uno de los pilares. Si nos vamos a la historia y leemos sobre los diferentes grupos humanos o personajes históricos dedicados al misterio de nuestro interior, el personaje fundamental es el Buda. Si estudiamos sus diferentes escritos que nos han quedado en lo que se denominan los canastos de sabiduría, nos damos cuenta del profundo trabajo que realizó sobre la atención: "El Satipatthana Sutta" o "El discurso sobre los fundamentos de la atención plena", es una obra extraordinaria, de la cual disponemos diferentes traducciones, sobre todo del canon pali, y creo sintetiza su investigación.

Al iniciarnos en la práctica de la atención, podemos imaginar, para entender su recorrido, progresión, e importancia, que es una pequeña linterna que emite un pequeño haz de luz, es decir, un conjunto de partículas o rayos luminosos que, naciendo de un mismo origen, -nosotros mismos-, se propagan sin dispersión. Nuestra mente dispersa, compuesta de vibración, inteligencia y conciencia, entre otros aspectos, se unifica, se une en una dirección. Recordemos aquí una de las denominaciones clásicas del yoga: "Unir los filamentos de la mente".

Según vamos practicando el vivir atentos, la propia realidad de lo que somos y de la realidad que nos rodea va cambiando hacia unos espacios más amables, de mayor generosidad con nosotros y con la vida. Digamos que se va acercando hacia una realidad con no tantas subjetividades, ni tanto sufrimiento. Hay una mayor claridad, y ese propio foco va imantando también realidades más acordes con la nueva situación interna. Es decir la vibración de la nueva realidad nuestra atrae vibraciones de realidades acordes a nosotros. Hay un discernimiento de mayor agudeza, es como un bisturí muy fino que corta adecuadamente la existencia asumiendo su totalidad y unicidad en una renovación continua.

 El foco de la linterna va creciendo y el espectro de nuestra percepción también, y la vida nos va apareciendo con una multitud nueva de detalles donde disfrutamos de su riqueza y colorido, de su palpitar.

 A su vez vamos ampliando nuestra conciencia de Ser junto a cualidades que emanan de dicho trabajo  de atención y constancia interna. Nos damos mayor cuenta que lo que somos, y de lo que nos componemos, y eso es maravilloso, pues el conocernos nos ayuda a ir desarrollando nuestra potencial como seres humanos hacia situaciones de una mayor humanidad y comprensión.

La atención clara y dulce va ir apareciendo a modo intermitente hasta que va llegar un momento que se asienta, se queda para siempre habitando dentro de nosotros. Son momentos donde se plantean otro tipo de situaciones que iremos comentando. Pues lo realmente hermoso es la capacidad de la atención de crecer infinitamente, y a su vez, generando la conciencia de la comprensión, y que dicho foco, tenga la capacidad de empapar su circundo, por tanto, de hacer el bien.

 

Trevor Hall "You Can't Rush Your Healing"

Artículo escrito por Carlos Serratacó

Huelva, diciembre 2023

miércoles, agosto 23, 2023

El corazón del yoga

 

"Al mostrarse la Aurora temprana de dedos de rosa,
lo primero de todo al océano divino arrastramos los bajeles,
cargamos las velas y el mástil, los hombres,
embarcando, ocuparon los bancos y todos en fila
comenzaron a herir con los remos el mar espumante" Homero

El dibujo del corazón en la arena es un símbolo desde los orígenes de la humanidad, donde las millones de olas que recorren y borran  sus trazos de eternidad, en un constante fluir de nacer y morir, de iniciarse y recogerse, de recorrer  suavemente burbujeante con una gran fortaleza interior calmada la superficie del mar para volver acariciar la tierra, y deshacer el corazón una y otra vez, en su continuo renacer, nos sirve de ejemplo para expresar el corazón del yoga.

Cómo es posible que en los tiempos que vivimos, con tantas guerras, codicia a doquier, con seres sonámbulos adormilados en su sueño materialista y egoísta; con un planeta, la tierra, que ya ha iniciado sus estertores de fuego entre tanto humo y esquilmación de recursos; y con este panorama en el cual vivimos,  el yoga  mantenga unos modos de vivir la vida, de sentir el planeta, de vivenciar a los seres, bajo premisas tan diferentes a esto homogéneo tan primario que llamamos modernidad.

Lo cierto es que jamas me había hecho la pregunta de un modo tan directo. Sencillamente hace muchísimos años, pude sentir, intuir la esperanza que anidaba en el yoga, y lo que hasta entonces había sido mi vida, quedo atrás, e inicie un camino nuevo, del cual tras muchos años recorriéndolo, me encuentro plenamente satisfecho de la decisión, y profundamente agradecido hacia aquellas personas que plantaron las semillas en mí, y agradezco igualmente en postración a los maestros de antaño, por ser perseverantes en la humildad que supone recorrer el camino del corazón puro.

Pues el yoga es darnos cuenta de nuestras impurezas entre muchos aspectos y por defecto, de la impureza del corazón, y con entrega y amor, vamos limando y dando brillo, sabiendo que muchas veces parece un trabajo inútil, sin meta recurrente, sin ganancia ninguna, pero dentro de nosotros sabemos que no es así, que la mancha es necesaria pues de allí surge la consciencia, y que el yoga es ese continuo equilibrio y descubrimiento de lo que uno es, de lo que la vida es bajo una mirada despierta.

Por ello nos gusta el sabor salado del mar, el mojarnos y nadar aunque sea contracorriente en estos océanos de lo interior, y de la realidad que va surgiendo, y aunque la forma de las apariencias de las olas borren el corazón una y otra vez, nosotros permanecemos como ese mar, unidos en un hilo invisible a ese corazón, sintiendo la profundidad de la existencia con dicha,  inmensamente felices de dicha unión, y nuestro corazón no tiene miedo a estar abierto al sentir, ni tiene miedo al dolor,  no tiene miedo, por lo cual nos vamos enriqueciendo y  nos alimentamos de ello, sin tantas trabas y sujeciones.

Educamos las diferentes partes de nuestro ser : la mente, el cuerpo, el espíritu, para así ayudarnos a sentir,  resquebrajando capas como un picapedrero, donde su martillo es la dulzura y lo sutil, y su cincel la constancia y penetración, sin conformarnos con aceptar estas formas de alienación de lo políticamente y socialmente correcto pues no queremos cegar el corazón, pues nuestro trabajo es sentirlo, y no queremos que nuestro corazón consciencia disminuya, sino que crezca.

¿Eso nos hace especiales? Para nada. El objeto lo dije hace no mucho: conviene transmitir sin llamar la atención, hacia un recorrer de disolución.

Cada vía es aceptable, así como que cada uno genere su propia historia aceptable, y cada uno la narre como quiera.

 El yoga es cambio, es descubrir lo habitual para mutarlo, donde la base es ese corazón que hemos ido alimentando. Aquí depende de que nutre cada uno su corazón.

Resulta curioso que sean fundamentos como la atención hacia aspectos de uno mismo, una interioridad flexible y adaptativa, un silencio hermosísimo,  una escucha amplia y empática, y un respeto primigenio al camino alguna de las bases para ir vislumbrando un corazón lucido que late, y el renacer de un alma de niño  que vuelve a aparecer una y otra vez, aunque parezca que la rutina de lo recurrente o de lo impuesto parezca devorarlo.

Ahí, al fondo, late el amor fresco y la mirada clara, el arroyo que fluye de una fuente serena, la fuente del corazón del yoga plagada de abrazos de primavera y besos de flores.

Telémaco cuando decide salir en busca de su padre Ulises, en un amanecer de dedos de rosa, en un  aparente quebradizo bajel de madera, lo hace tras tomar una decisión, tras ver lo que ocurría en su hogar. De igual modo, seguir el camino del yoga es una decisión al ver el hogar que nos habita.

 

Artículo escrito por Carlos Serratacó

Huelva, agosto 2023

La sonrisa de Julia- "Arroyo claro" 

Lole y Manuel- "Al alba con alegría"

lunes, agosto 07, 2023

El yoga como camino hacia la reducción del egoísmo





"Para apreciar la grandeza de una montaña hay que mantener la distancia; para comprender su forma, hay que rodearla; para comprender sus estados hay que verla al alba y al ocaso, a mediodía y a medianoche, con sol y con lluvia, bajo la nieve y en la tormenta, en primavera, verano, otoño e invierno. Quien pueda ver la montaña de esta manera se aproximará a la vida, que es tan intensa y variada como la de un ser humano. Las montañas crecen y merman, respiran y palpitan. Atraen energías del entorno y las acopian: las fuerzas del aire, del agua, la electricidad y el magnetismo. Engendran vientos, nubes, tormentas, lluvias, cascadas y ríos. Llenan de vida activa los alrededores y y dan refugio y comida a innumerables seres. Tal es la grandeza de una montaña..." Anagarika Govinda


Posiblemente ahora que está tan de moda el yoga, y ya los medios lo usan como referente,y las empresas como uno de los motivos recurrentes en sus anuncios, sea importante recordar que en el yoga lo menos importante es ponerse boca abajo en un lugar público, por ejemplo en la playa ,o en el gimnasio, o ante el alumnado en la sala de yoga, quitándote previamente antes la camiseta para mostrarte con el torso desnudo, o colocar en nuestra foto de perfil del wasap dicha postura, Sirsasana.

 Lo de ponerse boca abajo lo digo como un decir, como una ironía, pues el yoga no consiste en un muestrario postural sino en un modo de vida muy profundo y vivo donde una serie de valores sobre la vida se ahondan y  se comparten, se transmiten y se muestran en una solidaridad ejemplar, donde uno es la parte principal en ese recorrido.

Ese recorrido va menguando nuestro egoísmo, nuestras complacencias, nuestras comodidades, nuestras reactividades, y nos mantiene vivitos y coleantes ante el acto tan hermoso que implica un vivir despierto, donde no es importante mostrarse, precisamente en esta sociedad de escaparate y de colonialismo virtual, sino  que adquieren importancia los pequeños detalles en el día a día, donde el horizonte es cada paso que das, y donde tu espíritu no se encuentra presionado por la codicia ni la inmediatez que te exigen para vivir, y que adquieres como  algo propio para ir consolidando el fundamento egoísta, y sumarte así a este absurdo que nos muestran como algo real y razonable.

El yoga tiene un aspecto revolucionario esencial, y así ha sido siempre. El pensar que porque ahora se encuentre en todos los sitios, y se  registren patentes de las posturas, o hagan yoga con nombres de risa, no le hace perder a esta ciencia milenaria su raíz revolucionaria, ni su objeto de amor solidario y compasivo, de realidad penetrante sin artificios acomodaticios.

Digamos que el yoga resistirá ante tanta gilipollez, pues su corriente emerge del propio misterio del vivir, de la belleza de la vulnerabilidad del acto del ser humano, del hecho de ser un Ser vivo, del milagro de existir.

Andaba por Huelva y observe el hogar de una persona bajo dos bancos, su equipaje eran un par de botellas de agua, y un pañuelo que había encima del colchón, también disponía de un trozo de cartón.

Me río de las hermosas vacaciones pagadas, de las playas llenas, del fin de semana en los centros comerciales, de estar atontaos mirando una pantalla con móviles que valen más que un sueldo mínimo, me rio de ello, ante la realidad zen de ese colchón bajo dos bancos de madera.

Para aprender a ver el universo en Sirsanasa, uno antes tiene que haber practicado durante años la postura de Tadasana, la postura de la montaña. Donde uno se descubre en su eje, con los pies asentados en la paz de su realidad, y donde uno es capaz de mirar a la vida con el corazón abierto habiendo realizado un trabajo meticuloso de presencia ante lo que uno es, y donde uno desde luego, se hace consciente de lo que significa el yoga, y quizás tras mucha práctica en la experiencia del vivir bajo esos fundamentos, uno pueda ponerse boca abajo para menguar un poquito tanto ego solar y dejar que la invisibilidad de la luna nos equilibre para ver el mundo al revés.

 Intro

los Chicos del Maíz-"Paraisos Artificiales"


Artículo escrito por Carlos Serratacó

HUelva, agosto,2023


domingo, junio 04, 2023

Hablemos de enraizamiento espiritual

 



"El acto de ser consciente diluye los contrarios" Carlos


En yoga podemos encontrar varios significados al acto de enraizar. Como en muchas palabras del diccionario, es la propia profundidad de esta ciencia de la vida, hablo del yoga, la que trasciende y profundiza en comprensiones de mayor calado bajo el significado habitual. Su primera acepción etimológica sería "echar raíces" "arraigar" "prender" "dar durabilidad y firmeza".

Vamos aplicar parte de estos significados al sentido interno del yoga. El acto de echar raíces sería nuestra capacidad cognitiva, corporal y espiritual de estar en nuestro presente de un modo continuo sin tantas idas y venidas, y ser capaces de estar con valentía manteniéndonos en el espacio del tiempo del vivir en nosotros en calma, situación que como decimos en mi tierra es"jarto difícil", y de ello nace y prende una llama, que a su vez es espiritual en el ámbito existencial de un sentir  donde la vida se expresa en ti y en aquello que te rodea, y que expresa presencia en lo que es uno. La presencia es intangible, y ni se compra, ni se recibe por gracia divina o por recibir un curso certificado basado en la codicia, nace entre  otras cualidades, de la práctica hacia esa profundidad espiritual.

El enraizamiento no permite muchas pajas mentales, en ese sentido es muy práctico en la vida diaria, pues te quita densidad y situaciones absurdas en cuanto a melodramas que no te llevan a ningún lado. Bajo otro prisma te dota de una desnudez en lo interno donde la vida es más diáfana, y ese propio paso de luz, a su vez se nutre de conciencia, por lo cual, el sentido metafórico de echar raíces en el presente que nos da su savia sabia se cumple.

Si tratamos de explicar lo espiritual podemos decir que en el buceo profundo tanto del yoga, que no es una religión, como en la profundidad de lo sencillo u originario en la diferentes religiones nos encontramos con los mismos sentidos, metáforas, misterios y revelaciones. Es un modo de vivir y de ser bajo una serie de principios que se encuentran hermanados en dichas profundidades. Cada ser es diferente pero si volvemos hablar de sabia, hay una savia común. Una esencia rica e infinita, dulce y amorosa, clara y entrañable, que lo que hace es dotarte de amplitud y comprensión si dejas de ser tú para ser tú, de modo que seas él sin dejar de ser tú, siendo ambos, y ello bañado de una hermosura estremecedora.

Es un andar donde va desapareciendo el mostrarse, tan grosero y obvio, en los tiempos actuales, para ir deshaciéndote en otra situación o modo de vivir que solo cabe experimentarlo en un propio andar que te lleva a la invisibilidad. Sin demostrativos continuos ni para venderte ni para vender. Con la hermosura del vivir es suficiente.

Si volvieramos al primer párrafo y habláramos de una postura de yoga nos daríamos cuenta que siempre es importante sentir aquello que se apoya para crecer en la sacralidad de la esterilla de un modo equilibrado, cuando la propia postura nos lleva hacia el desequilibrio hasta que la comprendemos en su durabilidad y es el hálito vital espiritual de la vida que nos nutre, la respiración, la que nos mantiene y nos recorre calmándonos para ver más allá de lo aparente.

Coque Malla y Anni B Sweet-"No puedo vivir sin ti"

Artículo escrito por Carlos Serratacó

Huelva, Junio 2023

sábado, abril 22, 2023

Un pequeño manzano

 


"El espíritu es dulce si tu práctica es amable" 

Carlos

La foto de la cabecera es un pequeño manzano.

Hace muchísimos meses, un amigo se comió una manzana,

y él junto con su hijita

plantaron la semilla.

Día a día la regaron

y nació un arbolillo.

Cuando creció 

nos lo dieron de regalo a Alba y a mí.

Estuvo fuera unos meses,

pero las hojas se quemaban.

Ahora me acompaña dentro,

en la meditación.

Me agradece el cuidado, 

las hojas me dan las gracias,

y nacen los pistilos y estambres de donde nacerán las flores y manzanas.

Dentro de na

irá a una sombra del campo,

pues mucho sol lo mata y lo quema.

Cada día

plantó la semilla en mi trabajo interior.

Con ello la vida se muestra

en un arcoíris de atención:

dulce, luminosa, amable.

Si me muestro me abraso,

por lo que he aprendido

a ser comedido.

Así me convierto

en una dulce manzana

o en una nube inmóvil.

"Systema Solar- "María Casquito"


Artículo escrito por Carlos Serratacó

Huelva, Abril 2023

jueves, marzo 16, 2023

Cierta hondura o profundidad

 

" Excepto el Amor intenso,  excepto el Amor, no tengo otro trabajo, salvo el amor tierno, no siembro otra semilla" Ibn ´Arabi 

Según avanza nuestra práctica en yoga a lo largo del tiempo resulta inevitable que nuestra vida vaya mutando, que la realidad se vaya transformando, pues nosotros nos vamos viendo empapados por la lluvia fina de una luz innegable.

Obviar esta situación al no sentirla, muestra que la práctica no resulta adecuada y que las rutinas egoístas y de la propia idiosincrasia de los barrotes invisibles nos siguen sujetando y que lo único que hacemos es engañarnos arañando la superficie.

Ya depende de cada uno discernir su camino y su andar,  e ir encontrando dentro de uno las propias señales, que ante las  sucesivas caídas y cegueras, buscando aquello inefable, le vayan mostrando cómo levantarse y como ir afinando el vivir.

Son tiempos de espejo: uno no para de mirarse en la pantalla que te refleja, simbolizado en el móvil por ejemplo y en su repercusión social, en esos nuevos modos de existir con uno mismo y de hacerse notar en una repetición sin fin como un eco patológico donde uno ni se indigesta de tanto estar lleno.

Pero para profundizar en el alma, que para eso nació el yoga entre otros aspectos, no es necesario estos bucles onanistas, lo que es necesario es calma, pausa y sentido común, escucha, confianza y buenas dosis de humildad y paciencia. Pretender atajar caminos no es posible pues para tener cierta hondura no hay atajos, hay que aprender a bucear en el vacío, dedicándote a cultivar semillas en la observancia vital sin ahogarte y sin creerte algo. 

Pero son momentos de engreimientos y queramos o no, parte del yoga que observamos tiene estos supuestos. ¿Qué hacer ante esta situación?.

La primera dificultad es no darme cuenta de dicho engreimiento, y de su orgullo, ligado a esto tan básico. En estos casos creo que es mejor dejarlo hacer, es decir, no pasa nada aprender bajo estos supuestos. Pues en la mesa del señor hay todo tipo de platos para degustar y cada uno ha de comer lo que quiera.

Supongamos otra situación, que uno siente que algo le falta, siente que tiene sed, siente que todavía hay partes de uno que no se encuentran hermanadas, siente  que no está conforme, siente que ha de andar de otro modo buscando una calma de mayor calado, una mirada de mayor profundidad, en definitiva siente ya cierta hondura.

Pues en esos casos hay que lanzarse a nadar y no desfallecer hasta que uno pueda mantenerse un poco a flote; hasta que uno, como si fuera un bebe, aprenda a mover los brazos y los pies para no ahogarse, y que uno vaya haciendo un mapa de la nueva realidad que se muestra, ya no tan cargada de capas viejas y y con olores rancios, pues ya un amanecer no huele igual, ni sabe con el sabor de antaño, y ahí desde ese nuevo lugar en la infinitud de uno, aprender a vivir y a errar, a permanecer abierto a la existencia, con el cuerpo transformado en ese propio amanecer convertido en el día del vivir y en la pausa de la noche, en un renacer perpetuo.


Hooverfhonic-"Mad about you"

Articulo escrito por Carlos Serratacó

Huelva, Marzo 2023

viernes, febrero 24, 2023

Los pequeños detalles del yoga

 


 "De la imperfección nace la conciencia" Carlos

Son los pequeños detalles los que conforman una vida , así como la atención a los mismos, hacia aquellos detalles que nos nutren como personas y nos traen la dicha día a día, y que se convierten en un sumando que nos acompañan de la mano y nos van conformando los días, las semanas, los meses y los años.

Los detalles aúnan la realidad, y su suma la unidad. Un yoga adecuado nos imanta hacia la creación y su perenne belleza mediante las propias sutilezas de la realidad que vivimos. Resulta fundamental que dicho yoga se base en la propia experiencia vital hacia lo cual nos ha llevado nuestro propio recorrido interior, donde prima la dulzura y una mirada sin lastres de exigencias ni elementos egoicos absurdos. No es necesario justificarse ante nadie ni demostrar nada a nadie. Uno vive y en su vivir, vive.

La fría mañana con su aire fresco que me acaricia el rostro, la noche que se abre al día en una gama de colores, el canto mañanero de las aves, el abrir el pajar con las gallinas y el burro esperando el grano, Maximiliano el mastín dando brincos de felicidad alrededor mío, el olor de la paja apilada, el color de la tierra en febrero, el despertar de los pequeños retoños verdes en los árboles...

Salir a los caminos con Max, y sentir el polvo en los pies, el camino que cada día me muestra y enseña algo en mi andar, la yegua que se acerca con su cría, la mirada limpia y cristalina, la hierba verde viva, verde plagada de savia...una naturaleza que ama.

Andar entre los libros, tocar, oler, sentir sus vidas, sus enseñanzas, sentarse centrado en las palabras, en su juego, en los mundos que me abren....

El sonido del mar, las olas nunca iguales, el olor a salado, el sabor del mar, la arena que acaricia mis pies, mi cuerpo, el agua fría que me revitaliza, los acantilados que me rodean donde han descubierto en barro las pisadas de los primeros humanos, el canto de las aves que viene del bosque...

Mi hija Alba, mi amor , mi vida, su risa, su alegría, su abrazo, sus besos, su dicha, mi hija.

Mi mirada lucida ante el dolor estos seis años, mi valentía al levantarme una y otra vez, el mirarlo a la cara, sentirme bendecido por tanta fortuna de haber girado la mirada interna y agradecer tanto dolor clarificador, tanta realidad  vacía, desnuda y lúcida.

Las personas buenas que me acompañan, su alegría al verme bien, su honestidad y sinceridad, su querer de hermosa amistad, su modo de mostrarlo incansables, infatigables, admirables.

Sentir el corazón vivo, acariciado con ternura son todos estos detalles que pueden conformar una vida, sentir la plenitud de amar y ser amado.

El yoga es aquello que nos permite afinar y profundizar en la propia realidad de uno, y por consiguiente de la realidad íntima de la vida, e ir resquebrando automatismos mentales, emocionales, físicos, respiratorios, energéticos, espirituales. Es un permanente ahondar en comunión con la propia realidad presencial del vivir, donde la existencia suma y descubre detalles, no juega a consumirlos vorazmente,  y donde uno desde su pequeño lugar en esta tierra maravillosa se permite escribir estas palabras, calmado en mi eje, imperfecto y con alegría serena.

Artículo escrito por Carlos Serratacó

Huelva, Febrero 2023






lunes, septiembre 26, 2022

Una mente dulce


 "Tener un enemigo es importante no solo para definir nuestra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al cual medir nuestro sistema de valores y mostrar, al encararlo, nuestro valor. Por lo tanto, cuando el enemigo no existe, es preciso construirlo." Umberto Eco

 Una práctica adecuada de yoga nos direcciona hacia una mente dulce o una mente con una mayor afabilidad, o una mente menos reactiva, o una mente más abierta, o una mente con espacio disponible para lo no habitual.

Dicha mente y el propio cuerpo van acomodándose a un yoga de una mayor inteligencia pues el espíritu ya va tomando las riendas de la propia práctica. Hasta ese momento lo más común es hacer yoga bajo planteamientos de meta, de competitividad y de una voraz egolatría camuflada.

Dentro de estos primeros parámetros egoístas suele ser común generar enemigos, y en dichas fantasías inventar autonarraciones donde el héroe es el propio egoísta y el enemigo es vil, pues para ello la propia narracion fantasiosa lo justifica.

Frente a lo habitual surgen nuevas percepciones donde ese espacio, esa apertura, esa afabilidad impregna de dulzura nuestra mente y por defecto nuestra acción y nuestros actos, generando unos vectores de energía diferentes hacia el mundo, hacia los demás y hacia nosotros mismos como emisores, y por defecto con respuestas mucho menos agresivas por parte del medio externo.

Es decir si uno es dulce, el mundo también es dulce. Si la dulzura implica un acto consciente de amor, pues nuestro cuerpo y espiritu han generado condiciones para ello, sólo cabe ahondar en dicha cualidad para seguir profundizando, ajustando, aprendiendo, y sobre todo entregarnos al propio baile de la vida, con otra mirada, con otro sentir. 

La dulzura es un flujo, no es algo calculado. La dulzura envuelve, no dispone de exigencias. La dulzura es una savia de nuestro corazón, pues ha bajado de la propia mente, transformándonos.

Si el propio yoga  a lo largo de los años nos genera un néctar donde uno dispone de diferentes sabores, la dulzura es uno de los sabores  con mayor riqueza cromática existencial y vital que nos ofrece esta ciencia milenaria.

Lakmé-"Duo des fleurs" 

Artículo escrito por Carlos Serratacó, Huelva Septiembre 2022

 

 





sábado, marzo 19, 2022

Una calima teñida de sangre

 

"A través del amor él me conoce verdaderamente, quién soy y qué soy. Y cuando me conoce verdaderamente, entra en mi Ser." Bhagavad Gita. XVIII.55

 Desde hace un par de días el cielo entre marrón y rojizo  cubre Huelva; por un momento me dije "Son las bombas y la muerte que tras destrozar a familias, niños, mujeres, embarazadas y jóvenes en Ucrania, los convierte  en calima y los dioses reparten sus minúsculas gotas de sangre, aquí en la punta de Europa" pues asistimos  al horror paralizados, y ante nuestra parálisis egoísta sus gotas caen bañándonos en el horror.

Lo alucinante era que al estar  nublado y denso, las fábricas nuestras aprovechaban para soltar ácido, pues habitualmente lo hacen si hay densidad en el cielo, y como el ambiente era apocalíptico, emanaban más y más acido, y así le daban al horror su olor fétido. 

Me resulta sorprendente que todo mantenga su normalidad, me resulta sorprendente que permanezcamos impávidos, que no se nos revuelvan las tripas, que no nos llegue la náusea por la situación de Ucrania, de las matanzas indiscriminadas.  

¿Es posible que tras siglos y siglos de civilización hayamos llegado a esto, a observar el horror desde el sofa o desde el móvil mientras hacemos la compra, y proyectamos el siguiente capricho, y ya está? ¿Sólo somos capaces de eso? ¿Qué somos, cuáles son nuestros valores como seres humanos, qué mostramos a nuestros hijos y a nuestros hermanos, al otro?.

¿Y toda esta codicia inmunda de ganar dinero con la guerra ?.

¿Qué hace que use un vocabulario tan diferente al habitual, siendo consciente de ello ? 

En tres semanas, a un millón de personas por semana, tres millones de personas, sobre todo mujeres y sus hijos, y ancianos huyendo de los bombardeos de misiles, bombas, y espanto. Aquí en Huelva vivimos unas 150.000 personas, tres millones son veinte veces esta cifra.

El horror ha sacado también lo mejor de nosotros creando olas de solidaridad, de envío de ayuda y de acogimiento, sobre todo de mujeres y niños. Es importante sentir el corazón y darse, compartir y abrir los brazos, pues no creo que haya una situación de ruptura de la historia tan clara como la que estamos viviendo ahora. La cuestión es que el horror en Europa ya lo hemos vivido en las dos guerras mundiales y pensabamos que ya eramos invencibles, que nada nos podía afectar y lo habíamos olvidado. 

Son momentos de dejar de mirarse en los propios parabienes de nuestra sociedad opulenta para darse al otro, a aquel que deja su vida atrás y llega aquí con una mochilita cargada de desesperanza, pero con la dicha de estar vivo.


Leonard Cohen-"You want it Darker"





sábado, enero 15, 2022

La mirada de Trueno



"Los vagones eran doce, y nosotros seiscientos cincuenta; en mi vagón éramos sólo cuarenta y cinco, pero era un vagón pequeño. Aquí estaba, ante nuestros ojos, bajo nuestros pies, uno de los famosos trenes de guerra alemanes, los que no vuelven, aquéllos de los cuales, temblando, y siempre un poco incrédulos, habíamos oído hablar con tanta frecuencia. Exactamente así, punto por punto: vagones de mercancías, cerrados desde el exterior, y dentro hombres, mujeres, niños, comprimidos sin piedad, como mercancías en docenas, en un viaje hacia la nada, en un viaje hacia allá abajo, hacia el fondo. Esta vez, dentro íbamos nosotros" 
Primo Levi-"Si esto es un hombre"


Han pasado bastantes meses desde  que sentado me puse a plasmar alguna líneas. A mi me resulta necesaria una pausa, un silencio, y andar con Trueno, el burro que mira el horizonte  por el bosque o Max, el mastín. He dejado que la vida viva en mí y aquí estoy de nuevo.

También me he dedicado a  observarme en mi evolución, a ir avanzando paso a paso donde ha primado la presencia en el campo y la lectura, y el ir recuperando la salud. El aire frío de estos días me infunde una alegría de vida, el propio quehacer de generar calor preparando la leña, o atendiendo a mis compañeros los animales, o profundizando en la casa o creando vida removiendo la tierra, las semillas. Lo cierto que ello es una alegoría de lo interno, de mis propias semillas que van floreciendo pues pongo atención en regarlas.

El silencio me ha acompañado mucho, un silencio sanador que se ha convertido en un espacio indispensable. Resulta curioso muchas veces observar el propio ruido interno y externo desde ese lugar calmado. No verse arrastrado ni deslumbrarse ante el propio ruido de uno. Es tan cansado estar dando lustre todo el día a los zapatos, para que brillen y estén perfectos, que el estar conmigo resulta suficiente. 

Me comparto poco, con mi hija y unas pocas buenas personas, disfruto de lo real sin verme sometido a lo impuesto en la ficción de lo digital o de modas sociales, y me sigo ensuciando con mierda de burro, me gusta su olor en el pajar y el trinchar la paja colocándola en el pesebre.

Por la zona donde vivo, antes llena de parcelas y casas deshabitadas, ahora paredes con pintura nueva y las alambradas relucientes, todo ello derivado del miedo a la pandemia. Por la noche más luces artificiales se ven en la profundidad de la oscuridad.

Las estrellas siguen ahí cuando levanto la vista, un cielo inmensamente poblado de estrellas, resulta tan extremadamente abrumador y embriagador que uno se pregunta sobre su propia pequeñez.

Pero allá abajo en el fondo de ese silencio estrellado me sigo haciendo preguntas:

¿Qué sentirá un bebe al ir con su madre en una barcaza en un mar tempestuoso y frío hacinado y tiritando?
¿En qué lugar del periódico o noticiario tendrá su pequeño espacio? ¿Tienen existencia real o son lo"acostumbrado pasajero"? ¿Cómo hay tanto egoísmo que no se da la mano al otro, sino que se le culpabiliza de ser otro? ¿Porqué da nauseas oír a los políticos manipulando las emociones de las personas? ¿Es tan fácil dejarse convencer? ¿Es real tanta fiesta de consumo hedonista o el hecho de ser personas nos da para algo más? 

El otro día me corte con un alambre de espino, tarde bastante en cortar la hemorragia, me vino entonces esas fronteras trazadas con hierros que desgarran y con porras que golpean. Que pasa el tiempo y muchas situaciones se repiten edulcoradas, pero desde un mismo fondo tenebroso.

Inmerso muchos años en tratar de acompañar una sensibilidad, siento con dicha el camino que hemos andado tantos, y que sigamos en pie, andando. Gracias



 Commodores-"Easy"

viernes, marzo 26, 2021

Algunas condiciones para la presencia del silencio

 

"Spiritus ubi vult spirat: et vocem ejus audis sed nescis unde veniat, aut quo vadat: sic est omnis qui natus est ex spiritu".

"El espíritu donde quiere sopla: y oyes su voz, más no sabes de dónde viene, ni a dónde va: así es todo aquel que es nacido del espíritu".

San Juan III/8

El silencio nos compete, aunque la tónica general sea el ruido y nos hayamos acostumbrado a dicha fragmentación. Esta es un modo muy sutil de control y alienación del ser humano, pero, como hemos comentado alguna vez, sin ese ruido uno no se plantearía cómo ir haciendo camino hacia otra situación, y en ese andar uno se va dando cuenta de que el silencio es simiente de libertad, de descubrimiento de uno mismo y de amor a la vida, que crea un diálogo enternecedor con el corazón. Y la paradoja es que ese silencio, que sólo puede nacer en la soledad de uno mismo, nos hace levantar la mirada y colocar nuestro corazón en las manos y ofrecerlo, nos ayuda a ver y sentir nuestros egoísmos, y en su abrazo acoger al otro. El silencio es inefable y el tratar de expresarlo es como pretender sujetar un pez en el agua, pero creo importante intentar hablar un poco de ello, por lo menos intentarlo. Hablar brevemente nos puede ayudar a sentirlo.

Creo que, si estamos animados y dispuestos a ponernos a andar hacia un estado de silencio, podemos generar condiciones que nos ayuden a que aparezca dicho silencio. Hay que decir que la propia constancia de su aparición permite en un momento dado que el silencio ya nos habite. Es una conciencia o foco más profundo ligado al propio misterio de la vida, que todo lo une en una savia común.

El silencio no se encuentra en la periferia de la conciencia, hemos de profundizar en nosotros mismos con constancia, por lo que hemos de ahondar en nuestra propia conciencia en dirección a la fuente, que es el propio silencio. Resulta indispensable ser conscientes de que es un continuo caer y levantarse, por lo que hay que tener fe y confianza, y aunque uno desfallezca, volver a la senda del andar.

Uno ha de hacerse preguntas sobre uno mismo y sobre su periplo en el mundo, pues es importante tener claro de lo que uno se quiere vaciar; hay que vaciarse y desvestirse, y quitarse ropajes y acumulaciones. Por ejemplo, habitualmente nos pueblan multitud de yoes, y claro, si me pregunto quién soy... ¿qué respondería? Lo cierto es que uno es cuanto más vacío es, pues para vivir, solo con el siendo, es suficiente. En la vida vamos acumulando tantas cosas y personalidades que todo ello lo podríamos denominar ruido, y ya cada uno ha de encontrar la senda que le lleve a ir quitando ruidos y personajes de modo que logre tomar contacto con mayor asiduidad con su yo real.

Resulta importante preguntarnos cuáles son nuestros valores, pues son unos buenos pilares para ese alumbrar de silencio en estos inicios. Según vayamos caminando, dichos valores irán adquiriendo, igual que nuestra conciencia, una mayor profundidad y nos irán iluminando en el bosque de nosotros mismos. 

Igualmente creo muy importante aprender a vivenciar el cuerpo, a sentirlo y, en este aspecto, resulta importante el trabajo postural en yoga que nos lleve a la calma, a la pausa, y que ello nos permita sentir el cuerpo con claridad, paso a paso, sin prisa, donde la mente también haya aprendido su comunión con el cuerpo. Aquí se generan momentos de silencio, atisbos que ya en el cotidiano nos sirven de referencia para saber lo que nos lleva a un lugar o a otro. El yoga postural nos ayuda mucho a saber cuál es nuestro equilibrio, nuestro centro de escucha, y para la vida diaria es muy útil para darnos cuenta qué nos desequilibra, para volver así a sentir dicho equilibrio con los ajustes necesarios, generando situaciones de pausa y, por tanto, dándonos espacio para sentir el silencio. 

Meditar creo que también nos ayudaría mucho, es otro aspecto del yoga, que suele ser el gran olvidado y que, sin embargo, según la tradición, era al estado al que había que llegar para verse a uno mismo. Así, por ejemplo, un trabajo postural tendría un buen fin si el sistema nervioso ya apaciguado, la respiración ya calmada, nos permitiera sentarnos a meditar. El ser capaces de sentarnos una vez al día de un modo constante nos ayuda mucho al vaciado del que hablábamos al inicio.

Es una vida sencilla la que también nos ayuda a degustar el silencio, una vida donde no nos compliquemos mucho la existencia por demostrarnos, ni por ser, ni por tener; donde seamos capaces de conformarnos con poco, y donde sepamos apreciar ese poco. Tanto apresuramiento desgasta nuestra existencia en situaciones vacuas, de ahí que sea necesaria una continua reflexión para no dispersarnos sin sentido.

El silencio, entonces, va apareciendo con una mayor asiduidad en nuestra vida, y ese silencio no tan poblado de ruidos nos va mostrando un corazón con claridad, un corazón ancho, y es entonces cuando el viento nos habla de determinada manera, y el espíritu nos susurra un momento, antes de perderse de nuevo en el horizonte. Nos sentiremos vulnerables y frágiles, y ello es una extraordinaria señal de que la fortaleza del silencio vive ya en nosotros.


Las Hijas del Sol- "Ikope ye Tollo" (Los pájaros están dormidos)

Artículo escrito por Carlos Serratacó

Asociación Onubense de Yoga

Escuela de Yoga y Conciencia

Huelva, Marzo 2021




 

 

 

 

martes, febrero 02, 2021

Una ética del vivir

 

"En la práctica espiritual solo hay dos cosas: te sientas y barres el jardín. No importa lo grande que sea el jardín". Dicho Zen

 

Desde que era un chaval me ha llamado la atención la ética. En la carrera una de las asignaturas que más me gustó fue Ética y Deontología, sobre todo, porque el profesor era una persona completamente atípica y enloquecida, y su discurso penetrante y curiosamente certero hicieron indagar en mí. A la par, la lectura de los clásicos me hicieron sentir el asombro de sus planteamientos, su claridad. Eso fue hace muchos años.

Con el yoga, en mi despertar de conciencia, he podido seguir haciéndome preguntas y, por ejemplo, he profundizado en el estudio de la virtud cristiana y en el budismo, sobre todo, bajo el punto de esa ética común. Con ello, he podido abrir nuevas vías de reflexión, seguir ahondando en posibles respuestas y en abrir nuevas dudas, y quizás alguna certeza.

Son tiempos convulsos, y son esas épocas de la historia en las que es importante practicar de facto una ética, un saber estar, y para ello resulta esencial mantener viva una conciencia que se exprese y actúe en consecuencia con ello.

Dentro del yoga hay de todo, como en la vida, pero creo que el alumnado que se inicia en estos lares ha de ser consciente de que la semilla que nace de su práctica nos ha de mostrar nuestras contradicciones, nuestras densidades, pues desde esa misma claridad que nace de la conciencia podemos ver dichas disparidades y direccionar adecuadamente.

Es decir, creo firmemente que el yoga nos ayuda a andar hacia un ser humano más completo, y me atrevo a decir, y no con la boca pequeña, hacia un ser humano con mayores cualidades espirituales, donde podemos poner en práctica una ética del vivir.

Es decir, no creo en el "todo vale", tampoco creo que "el éxito en la codicia significa que uno sea mejor persona", es decir, no creo en muchos de los parámetros existentes, que como es normal también empapan el yoga, pues el yoga es vida, y en la vida existen esos egoísmos.

De la conciencia nace una ética viva, y si no está viva, está muerta, y si está muerta pues mi recomendación es que ello nos tiene que llevar a una reflexión en la acción.

Creo en la responsabilidad de ser profesor, también creo en la responsabilidad del alumnado, igual que creo en la responsabilidad de ser humano.

Soy de los que tienen fe en la vida, que siente dicha y contento del vivir, que aprecia la belleza insondable del vivir y que con estas letras sencillamente pretendo decir que es ahora cuando toca tener el coraje de ser, y que dicho ser ha de apoyarse en una ética en la acción del vivir.


The Temptations-"Masterpiece"

Artículo escrito por Carlos Serratacó

Escuela de Yoga y Conciencia

Asociación Onubense de Yoga

Huelva, febrero 2021


domingo, enero 17, 2021

La dispersión hacia la continuidad o la unidad en yoga

 


Soy de la opinión de que una forma de dominio entre seres humanos es mantenerlos distraídos, es decir, cuanto menos estén en ellos mismos y más en las distracciones imperantes e impuestas, mayor beneficio para terceros bajo la modalidad de poder que sea. 

El yoga nos permite vernos y, si me veo, me doy cuenta de mí estando en mí, y desde ahí decido estar distraído o no. Hay una fuerza integradora que he nombrado más de una vez, y dicho caudal unitario se encuentra si uno se mantiene en la vía del yoga  de lo interno. Y ello es lo que señala el andar hacia la unidad, evitando demasiadas distracciones.

Pero, ¿qué son las distracciones bajo el supuesto que planteo? Por ejemplo, una gran mentira es que tenemos que "estar conectados". Para ello todo ha de ser e-inteligente y en red: el móvil, la televisión, la aspiradora, la mascota... las relaciones... cualquier cosa o situación. Sencillamente no es cierto. Nada más, no creo necesario dar demasiadas explicaciones. Es sencillo de entender, la vida no es una pantalla, aunque queramos cubrir nuestros huecos con ellas. 

La vida es para vivirla y tapar los huecos crea quesos gruyeres que se acaban descomponiendo.

Permanecer pendiente de ello, de una pantalla, es el gran pelotazo de la distracción y del dominio social. Es un simple ejemplo.

Creo que el yoga camina hacia liberarnos, de capas de caspa, o podemos llamarle capas de cebolla, o capas de realidad impuestas, y es un camino bello el ir transformando dichas capas e ir abriendo espacios en nosotros menos manidos, menos esclavos, más libres para apreciar la vida en su plenitud.

Por tanto, un buen modo de ampliar nuestro recorrido en yoga es saber apreciar y sentir qué es sentir la unidad, el yoga en nosotros, y ver qué nos distrae. Es un camino interminable pero esclarecedor. Además, esa fortaleza integradora va diseccionando cada vez con mayor facilidad lo superfluo y, en su presente continuo, va creando y discerniendo. Es decir, algo en nosotros nos va a ir diciendo los pasos, nos va a ayudar a volver a levantarnos al caer y nos va a traer la enseñanza, el aprendizaje, la dicha.

Creo necesario estar muy presente en tierra aprendiendo a entregarse en presente a la vida en real, evitando pantallas y tanta proyección.

Recordemos que el yoga ha de llevarnos hacia que nuestra vida sea más sencilla y menos protagonista. Ese es el modo de poder mirar de frente y que nuestra mirada abarque una panorámica de mayor amplitud desde lo cercano de ser nosotros, vivos, no distraídos.


El último de la fila- "Como un burro amarrado en la puerta del baile"

Artículo escrito por Carlos Serratacó

Escuela de Yoga y Conciencia

Asociación Onubense de Yoga

Enero, 2021

jueves, diciembre 03, 2020

La fuerza integradora o la conciencia que suma


 

 "Son pequeños actos sencillos, insignificantes de por sí. Abiertos a la creación, sin huidas, sin cargas, sin proyecciones. Sólo son y participan, y su suma es la fuerza integradora". Carlos

Muchas veces levanto la vista y las nubes están tan cerca, aquí en Beas, que siento que mi ser se disuelve  entre ellas.  Otras veces, camino de casa, en el coche, cuando la pequeña carreterilla finaliza y empieza la pista de tierra, abro las ventanillas para sentir el aire y que el olor del bosque me inunde. Siento que así mutuamente nos damos la bienvenida.

Ahora, en estos días, cuando la noche llega sobre las seis y media, pues el sol ya se está guardando, siento el frío en la piel; es un frío vivo que me penetra y también me hace feliz. Muchas veces tardo en abrigarme y me quedo mirando la noche, la aparición de las estrellas y su luminosidad, y si sigo mirando sobre las ocho y algo, allá, en el horizonte va saliendo la luna. Su luz mágica y femenina, su redondez; es una diosa la que me mira, la diosa luna. Según va menguando o creciendo con el paso de los días, los contornos de la noche van cambiando, y salgo andar con esa luz, y también cuando no hay luz, en la noche oscura con paso silencioso, respirando plenamente el regalo de la soledad de los caminos, el regalo de pisar como antaño, apaciblemente, sencillamente, inmerso en la magia de ser.

Al mirar y sentir la noche, me siento pequeño ante la inmensidad de la vida y es una sensación plena, el formar parte y que nos compartamos. Hay un silencio profundo con ladridos a lo lejos, algún grito de lechuza y, a veces, el aleteo de un par de murciélagos que juegan en el aire y tocan el agua de la alberca en ese aleteo eterno. La humedad es profunda. ¡La tierra ha agradecido tanto estas lluvias! Han sido demasiados meses sin agua, sin una brizna de hierba, ni una sola, que hacía que las gallinas se subieran a los árboles para comerse las hojas, y ahora esta humedad fértil ha llenado los prados de una gama de verdes, y la tierra y las aves y el burro agradecemos el agua como generadora de vida.

Suelo dedicar varios momentos del día a pequeñas labores como ir recogiendo por tamaños y densidades tallos o troncos secos de los arbustos y de los árboles que voy guardando en cajas de fruta vacía que he recogido de la basura. Es algo que me encanta, andar entre los árboles que rodean la casa y apaciblemente recoger la leña que luego me va a calentar, y que después en cenizas devolveré al bosque. Escuchar la tierra, escuchar. No me hace falta matar ni dominar al árbol, ni al bosque, sólo recojo con atención lo que me trae.

En casa coloco un pequeño banquito de meditación frente a la chimenea y, cuidadosa y amorosamente, voy colocando, de acuerdo a su capacidad de combustión, los tallos, las ramas, los pequeños palos algo más gruesos, y los troncos, y en su base unos papeles arrugados y trozos de cartón que he ido reciclando. Una sola cerilla enciende el fuego. El dios fuego que me calienta y otras veces me ayuda a preparar la comida. Me quedo mirando, oyendo, como oigo la noche y la tierra centrado en la dicha de la vida.

Esta madrugada, todavía de noche, los gallos cantaban, y al levantarme de la cama, me acerqué a la chimenea. Quedaba un leño convertido todavía en unas pocas brasas naranjas. Salí al porche y el día empezaba a despertar. Recogí de una de las cajas de fruta unas ramas que eché a las brasas. Poco a poco empezaron a arder. Entonces, agradecí al día sonriendo, y me encontraba tan pleno que dediqué unos pequeños bailes al fuego, movimientos lentos de felicidad.

Inbal Segev- Bach "Cello suite nº1 en g mayor: prelude

Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Huelva, diciembre 2020

miércoles, noviembre 04, 2020

La escucha en yoga

 

"Tenemos lo que buscamos. No tenemos que correr tras ello. Estuvo allí desde siempre y si le damos tiempo se revelará en nosotros".

Thomas Merton

La escucha en yoga plantea en un inicio que disponemos de una mayor capacidad de percepción. La pregunta es cómo educarnos para disponer de dicha cualidad, y desde ahí observar los cambios de interpretación de la realidad imperante.

La herramienta principal es la atención, que es como un foco que nace de lo íntimo. Habitualmente nos iniciaremos en yoga practicando posturas o meditando; ambas opciones nos van a ayudar a iniciarnos en la escucha mediante la atención.

Ante todo es importante comentar que uno se escucha a uno mismo, y eso podemos denominarlo sí mismo. Eso que mira y escucha siempre ha estado en nosotros, digamos, entonces, que al usar la atención bajo determinados parámetros se abre dicha capacidad.

Si practicamos una postura, ya sea en dinámico o en estático, uno ha de poner atención a lo que realiza el cuerpo, es decir, focalizamos la mente hacia la postura en sí. Este sería un buen paso importante, aprender a vernos en postura y aprender a ir ajustándonos para estar cómodos, y encontrar un punto medio entre un excesivo tono o demasiado abandono.

Al poner el foco en nosotros, ya está ocurriendo algo mágico, a mi entender, y ello es que no me encuentro distraído. Estar distraído en la vida es lo más común, implica no vivirse en uno, sino estar más bien en automático. Entonces, ese foco que se centra en postura nos permite sentirnos, y ese sentir, según progresemos en la práctica, se va a ir ampliando. ¿Qué quiero decir con sentir? Quiero decir que hemos de darnos cuenta de lo que hacen mis pies, mis piernas, mi pelvis, mi espalda, mi tórax, mi cabeza, mis brazos; es decir, aprender a sentir el cuerpo en estos inicios, que es el gran olvidado, pues vivimos con él, pero si lo reflexionamos no le echamos mucha cuenta, pues estamos distraídos en nuestra mente, habitualmente en demasiadas ficciones que no son el aquí y el ahora.

Podemos decir entonces que, si mi mente en atención sienten mi cuerpo y ambos en conjunción se sienten en presente, hay una escucha que es un determinado sentir, por ejemplo, de esa postura que estoy realizando.

Nos puede pasar que estemos en postura y la mente automática nos diga prácticamente sin darnos cuenta: : "No llego, que no llego, voy a forzar para llegar, pues seré bueno y el mejor si lo hago así". Estoy exagerando, pero esta frase o cualquier otra que nos distraiga de lo principal nos aleja del foco y nos descentra y, si he usado dicho ejemplo, es para comentar que hay una mente ligada a la alienación social que nos dice que seremos mejores exigiéndonos. Bien, creo que ello es "ruido".

Repasemos los conceptos en una dicotomía básica: una mente o foco centrado y el ruido. Ampliemos un poco la terminología de ruido: lo entiendo como aquello que nos aleja de nosotros, o aquello que no nos deja vernos, o aquello que, si no existiera, no nos permitiría sentir ni darnos cuenta. Atención centrada y ruido se complementan y se alimentan a ellos mismos, pues uno no existiría sin el otro. Pero a nosotros nos interesa fortalecer la escucha, así nos va a ser más fácil visualizar internamente el ruido y ajustarnos permanentemente para mantener el campo de escucha.

Si en nuestra practica de yoga vamos sintiendo la escucha, entra en juego nuestro pequeño corazón, y si esa escucha se amplifica, nuestro corazón también. Ello es una buena señal para ser conscientes.

De este modo, en nuestros inicios de práctica podemos trabajar lo que propongo. La escucha nos va mostrando una capacidad de percepción más real en la que, si hay corazón, no hay tanto egoísmo, y nos ayuda a disponer de una mirada hacia la belleza de la vida, en sus pequeños detalles. Dicha cualidad va transformándonos, y es una transformación real en la cual no hay marcha atrás.


Michael Kiwanuca-"Cold little heart"

 

Artículo escrito por Carlos Serratacó

Asociación Onubense de Yoga

Escuela de Yoga y Conciencia

Huelva Noviembre 2020



miércoles, julio 22, 2020

El yoga del recogimiento


"Entonces el bandolero Angulimala habló al Bienaventurado en verso:
Mientras tú caminas, asceta, me dices que ya has parado, y estando yo parado, me dices que no lo estoy.
Te pregunto por el significado, asceta:
¿porqué tú estás parado y yo no?

Majjhima Nikaya, Los Sermones Medios del Buddha



De las diferentes acepciones o significados que tiene la palabra recoger, me gustaría comentar la siguiente:

"Hacer la recolección de los frutos, coger la cosecha".

La práctica del yoga es la puesta en marcha, en camino, de la filosofía profunda vital.  En la puesta en acción mediante el yoga tenemos un marco básico para poner en uso nuestro cotidiano diario, y nos daremos cuenta de que en nuestra personal progresión van surgiendo flores o frutos. Lo interesante es su continua renovación de puesta al día, la atención viva a los ajustes, el desapego del resultado siendo conscientes del fruto.

Dentro de nuestra progresión dentro del yoga hay un aspecto muy importante: la capacidad de recogerse, donde nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro espíritu, recogidos y abiertos, se sienten entregados a la vida, con confianza, en una entrega a la tierra, en humildad hacia la creación. Podemos decir que una sensación de ello es que no eres el eje, sino que comulgas con el eje. Ello te permite sentir tu fragilidad, la fortaleza de la fragilidad, pues es una fuerza profunda que se puede romper en cualquier momento, pero la entrega a ello te va sanando como persona, y te permite ver más allá de ti en acompañamiento. La vida y uno mismo, o sencillamente la vida como latido común.

Por ello, cuando iniciemos la propia práctica del yoga, que generalmente se realiza mediante el yoga físico (el hatha yoga, es decir, el trabajo postural mediante las asanas), hemos de sembrar una semilla de atención hacia el recogimiento. Allí una atención viva en nosotros se entrega y se disuelven nuestros territorios y defensas, nuestra máscara. Lo que planteo es que el camino, a  mi entender, no es hacia el empoderamiento de mis capacidades físicas, creo que ahí caemos confundidos en los aspectos básicos. Creo que la postura, como simbología iniciática hacia el misterio de uno mismo, nos ha de "permitir estar en uno mismo en determinadas condiciones". Entre dichas condiciones ha de figurar el recogimiento, estar conmigo en escucha sin meta con la percepción clara de estar con uno en comunión.

Un buen modo es darme cuenta de cuándo me empodero, y mediante la práctica personal ir desestructurando los armazones a los cuales nos agarramos en tensión o no, es decir, aprender a sentir con el cuerpo la no lucha, e ir ampliando la atención hacia una calma amplia y profunda. Las posturas nos trabajan a nivel íntimo aspectos corporales, respiratorios, emocionales y espirituales. Si de por sí vivo en una sociedad revuelta en las propias exigencias convulsivas, resulta importante experienciarlas, para así introducir en nuestra práctica momentos de pausa, de visión, de calma, de recogimiento; introducir la otra mirada. Es decir, no buscar lo que ya me dan mediante inserción social de comportamiento, sino perderse en uno buscando lo que es uno.

Uno puede practicar una propia dinámica postural de yoga, digamos, díficil, pero si la atención tiene una visión en la que la exigencia no se encuentra en nosotros clara o camufladamente, el fruto puede profundizar y mostrarnos otras aperturas. Es decir, nace la cosecha. El simple acto de sentarse en recogimiento o arrodillarse en la esterilla, ya es fruto y cosecha.

Pausa para el recogimiento es lo que planteo. Un sencillo arrodillarse, la cabeza ligeramente baja con las manos recogidas en cuenco apoyadas a pie de abdomen. Un sentir la respiración. El permanecer en uno respirando. Una vez todo ello es consciente, subir los brazos inspirando y entregarse a la tierra bajando lentamente mientras expulso el aire. Reiterar, y en cada bajada agradecer, agradecer la lentitud de ser en ese momento algo diferente a lo habitual, agradecer a la vida, a la nube, al sol, a la luna. Pedir comprensión hacia los momentos que vivimos.

De noche, según van apareciendo las tonalidades azuladas del amanecer, agradecer desde el recogimiento de ser no eso o aquello, sino lo que es uno en ese instante.

Atardece y el rito de la entrega a la fragilidad desde el recogimiento nos recuerda lo íntimo y lo plural de la vida:

"Tierra hermosa, tierra herida, tierra plagada de esperanza, tierra árida y fértil, tierra..."

Del centro del pecho, del corazón, nacerán las palabras cargadas de significado, vivas, abiertas, expansivas, dulces y entonces viviré in situ el estado de yoga, uno de sus frutos, y entonces iré comprendiendo lo que cosecho en mi diario en la sencilla postura de estar recogido arrodillado como pauta y pausa de escucha, y presentarme en postración ante la esterilla desnuda, entregando mi ego-ísmo y ofreciéndome a participar.

Erykah Badu-"Annie Dont Wear No Panties"

Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Huelva, Julio 2020

Artículos más visitados

Amigos del Blog

Todos los artículos a un clic

Traslate