Artículos de Carlos Serratacó sobre el yoga, la meditación, las asanas, mi sentir... mi viaje y visión interna, y la vida en Huelva.
sábado, enero 15, 2022
La mirada de Trueno
Commodores-"Easy"
viernes, marzo 26, 2021
Algunas condiciones para la presencia del silencio
"Spiritus ubi vult spirat: et vocem ejus audis sed nescis unde veniat, aut quo vadat: sic est omnis qui natus est ex spiritu".
"El espíritu donde quiere sopla: y oyes su voz, más no sabes de dónde viene, ni a dónde va: así es todo aquel que es nacido del espíritu".
San Juan III/8
El silencio nos compete, aunque la tónica general sea el ruido y nos hayamos acostumbrado a dicha fragmentación. Esta es un modo muy sutil de control y alienación del ser humano, pero, como hemos comentado alguna vez, sin ese ruido uno no se plantearía cómo ir haciendo camino hacia otra situación, y en ese andar uno se va dando cuenta de que el silencio es simiente de libertad, de descubrimiento de uno mismo y de amor a la vida, que crea un diálogo enternecedor con el corazón. Y la paradoja es que ese silencio, que sólo puede nacer en la soledad de uno mismo, nos hace levantar la mirada y colocar nuestro corazón en las manos y ofrecerlo, nos ayuda a ver y sentir nuestros egoísmos, y en su abrazo acoger al otro. El silencio es inefable y el tratar de expresarlo es como pretender sujetar un pez en el agua, pero creo importante intentar hablar un poco de ello, por lo menos intentarlo. Hablar brevemente nos puede ayudar a sentirlo.
Creo que, si estamos animados y dispuestos a ponernos a andar hacia un estado de silencio, podemos generar condiciones que nos ayuden a que aparezca dicho silencio. Hay que decir que la propia constancia de su aparición permite en un momento dado que el silencio ya nos habite. Es una conciencia o foco más profundo ligado al propio misterio de la vida, que todo lo une en una savia común.
El silencio no se encuentra en la periferia de la conciencia, hemos de profundizar en nosotros mismos con constancia, por lo que hemos de ahondar en nuestra propia conciencia en dirección a la fuente, que es el propio silencio. Resulta indispensable ser conscientes de que es un continuo caer y levantarse, por lo que hay que tener fe y confianza, y aunque uno desfallezca, volver a la senda del andar.
Uno ha de hacerse preguntas sobre uno mismo y sobre su periplo en el mundo, pues es importante tener claro de lo que uno se quiere vaciar; hay que vaciarse y desvestirse, y quitarse ropajes y acumulaciones. Por ejemplo, habitualmente nos pueblan multitud de yoes, y claro, si me pregunto quién soy... ¿qué respondería? Lo cierto es que uno es cuanto más vacío es, pues para vivir, solo con el siendo, es suficiente. En la vida vamos acumulando tantas cosas y personalidades que todo ello lo podríamos denominar ruido, y ya cada uno ha de encontrar la senda que le lleve a ir quitando ruidos y personajes de modo que logre tomar contacto con mayor asiduidad con su yo real.
Resulta importante preguntarnos cuáles son nuestros valores, pues son unos buenos pilares para ese alumbrar de silencio en estos inicios. Según vayamos caminando, dichos valores irán adquiriendo, igual que nuestra conciencia, una mayor profundidad y nos irán iluminando en el bosque de nosotros mismos.
Igualmente creo muy importante aprender a vivenciar el cuerpo, a sentirlo y, en este aspecto, resulta importante el trabajo postural en yoga que nos lleve a la calma, a la pausa, y que ello nos permita sentir el cuerpo con claridad, paso a paso, sin prisa, donde la mente también haya aprendido su comunión con el cuerpo. Aquí se generan momentos de silencio, atisbos que ya en el cotidiano nos sirven de referencia para saber lo que nos lleva a un lugar o a otro. El yoga postural nos ayuda mucho a saber cuál es nuestro equilibrio, nuestro centro de escucha, y para la vida diaria es muy útil para darnos cuenta qué nos desequilibra, para volver así a sentir dicho equilibrio con los ajustes necesarios, generando situaciones de pausa y, por tanto, dándonos espacio para sentir el silencio.
Meditar creo que también nos ayudaría mucho, es otro aspecto del yoga, que suele ser el gran olvidado y que, sin embargo, según la tradición, era al estado al que había que llegar para verse a uno mismo. Así, por ejemplo, un trabajo postural tendría un buen fin si el sistema nervioso ya apaciguado, la respiración ya calmada, nos permitiera sentarnos a meditar. El ser capaces de sentarnos una vez al día de un modo constante nos ayuda mucho al vaciado del que hablábamos al inicio.
Es una vida sencilla la que también nos ayuda a degustar el silencio, una vida donde no nos compliquemos mucho la existencia por demostrarnos, ni por ser, ni por tener; donde seamos capaces de conformarnos con poco, y donde sepamos apreciar ese poco. Tanto apresuramiento desgasta nuestra existencia en situaciones vacuas, de ahí que sea necesaria una continua reflexión para no dispersarnos sin sentido.
El silencio, entonces, va apareciendo con una mayor asiduidad en nuestra vida, y ese silencio no tan poblado de ruidos nos va mostrando un corazón con claridad, un corazón ancho, y es entonces cuando el viento nos habla de determinada manera, y el espíritu nos susurra un momento, antes de perderse de nuevo en el horizonte. Nos sentiremos vulnerables y frágiles, y ello es una extraordinaria señal de que la fortaleza del silencio vive ya en nosotros.
Las Hijas del Sol- "Ikope ye Tollo" (Los pájaros están dormidos)
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Asociación Onubense de Yoga
Escuela de Yoga y Conciencia
Huelva, Marzo 2021
martes, febrero 02, 2021
Una ética del vivir
"En la práctica espiritual solo hay dos cosas: te sientas y barres el jardín. No importa lo grande que sea el jardín". Dicho Zen
Desde que era un chaval me ha llamado la atención la ética. En la carrera una de las asignaturas que más me gustó fue Ética y Deontología, sobre todo, porque el profesor era una persona completamente atípica y enloquecida, y su discurso penetrante y curiosamente certero hicieron indagar en mí. A la par, la lectura de los clásicos me hicieron sentir el asombro de sus planteamientos, su claridad. Eso fue hace muchos años.
Con el yoga, en mi despertar de conciencia, he podido seguir haciéndome preguntas y, por ejemplo, he profundizado en el estudio de la virtud cristiana y en el budismo, sobre todo, bajo el punto de esa ética común. Con ello, he podido abrir nuevas vías de reflexión, seguir ahondando en posibles respuestas y en abrir nuevas dudas, y quizás alguna certeza.
Son tiempos convulsos, y son esas épocas de la historia en las que es importante practicar de facto una ética, un saber estar, y para ello resulta esencial mantener viva una conciencia que se exprese y actúe en consecuencia con ello.
Dentro del yoga hay de todo, como en la vida, pero creo que el alumnado que se inicia en estos lares ha de ser consciente de que la semilla que nace de su práctica nos ha de mostrar nuestras contradicciones, nuestras densidades, pues desde esa misma claridad que nace de la conciencia podemos ver dichas disparidades y direccionar adecuadamente.
Es decir, creo firmemente que el yoga nos ayuda a andar hacia un ser humano más completo, y me atrevo a decir, y no con la boca pequeña, hacia un ser humano con mayores cualidades espirituales, donde podemos poner en práctica una ética del vivir.
Es decir, no creo en el "todo vale", tampoco creo que "el éxito en la codicia significa que uno sea mejor persona", es decir, no creo en muchos de los parámetros existentes, que como es normal también empapan el yoga, pues el yoga es vida, y en la vida existen esos egoísmos.
De la conciencia nace una ética viva, y si no está viva, está muerta, y si está muerta pues mi recomendación es que ello nos tiene que llevar a una reflexión en la acción.
Creo en la responsabilidad de ser profesor, también creo en la responsabilidad del alumnado, igual que creo en la responsabilidad de ser humano.
Soy de los que tienen fe en la vida, que siente dicha y contento del vivir, que aprecia la belleza insondable del vivir y que con estas letras sencillamente pretendo decir que es ahora cuando toca tener el coraje de ser, y que dicho ser ha de apoyarse en una ética en la acción del vivir.
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Huelva, febrero 2021
domingo, enero 17, 2021
La dispersión hacia la continuidad o la unidad en yoga
Soy de la opinión de que una forma de dominio entre seres humanos es mantenerlos distraídos, es decir, cuanto menos estén en ellos mismos y más en las distracciones imperantes e impuestas, mayor beneficio para terceros bajo la modalidad de poder que sea.
El yoga nos permite vernos y, si me veo, me doy cuenta de mí estando en mí, y desde ahí decido estar distraído o no. Hay una fuerza integradora que he nombrado más de una vez, y dicho caudal unitario se encuentra si uno se mantiene en la vía del yoga de lo interno. Y ello es lo que señala el andar hacia la unidad, evitando demasiadas distracciones.
Pero, ¿qué son las distracciones bajo el supuesto que planteo? Por ejemplo, una gran mentira es que tenemos que "estar conectados". Para ello todo ha de ser e-inteligente y en red: el móvil, la televisión, la aspiradora, la mascota... las relaciones... cualquier cosa o situación. Sencillamente no es cierto. Nada más, no creo necesario dar demasiadas explicaciones. Es sencillo de entender, la vida no es una pantalla, aunque queramos cubrir nuestros huecos con ellas.
La vida es para vivirla y tapar los huecos crea quesos gruyeres que se acaban descomponiendo.
Permanecer pendiente de ello, de una pantalla, es el gran pelotazo de la distracción y del dominio social. Es un simple ejemplo.
Creo que el yoga camina hacia liberarnos, de capas de caspa, o podemos llamarle capas de cebolla, o capas de realidad impuestas, y es un camino bello el ir transformando dichas capas e ir abriendo espacios en nosotros menos manidos, menos esclavos, más libres para apreciar la vida en su plenitud.
Por tanto, un buen modo de ampliar nuestro recorrido en yoga es saber apreciar y sentir qué es sentir la unidad, el yoga en nosotros, y ver qué nos distrae. Es un camino interminable pero esclarecedor. Además, esa fortaleza integradora va diseccionando cada vez con mayor facilidad lo superfluo y, en su presente continuo, va creando y discerniendo. Es decir, algo en nosotros nos va a ir diciendo los pasos, nos va a ayudar a volver a levantarnos al caer y nos va a traer la enseñanza, el aprendizaje, la dicha.
Creo necesario estar muy presente en tierra aprendiendo a entregarse en presente a la vida en real, evitando pantallas y tanta proyección.
Recordemos que el yoga ha de llevarnos hacia que nuestra vida sea más sencilla y menos protagonista. Ese es el modo de poder mirar de frente y que nuestra mirada abarque una panorámica de mayor amplitud desde lo cercano de ser nosotros, vivos, no distraídos.
El último de la fila- "Como un burro amarrado en la puerta del baile"
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Enero, 2021
jueves, diciembre 03, 2020
La fuerza integradora o la conciencia que suma
"Son pequeños actos sencillos, insignificantes de por sí. Abiertos a la creación, sin huidas, sin cargas, sin proyecciones. Sólo son y participan, y su suma es la fuerza integradora". Carlos
Muchas veces levanto la vista y las nubes están tan cerca, aquí en Beas, que siento que mi ser se disuelve entre ellas. Otras veces, camino de casa, en el coche, cuando la pequeña carreterilla finaliza y empieza la pista de tierra, abro las ventanillas para sentir el aire y que el olor del bosque me inunde. Siento que así mutuamente nos damos la bienvenida.
Ahora, en estos días, cuando la noche llega sobre las seis y media, pues el sol ya se está guardando, siento el frío en la piel; es un frío vivo que me penetra y también me hace feliz. Muchas veces tardo en abrigarme y me quedo mirando la noche, la aparición de las estrellas y su luminosidad, y si sigo mirando sobre las ocho y algo, allá, en el horizonte va saliendo la luna. Su luz mágica y femenina, su redondez; es una diosa la que me mira, la diosa luna. Según va menguando o creciendo con el paso de los días, los contornos de la noche van cambiando, y salgo andar con esa luz, y también cuando no hay luz, en la noche oscura con paso silencioso, respirando plenamente el regalo de la soledad de los caminos, el regalo de pisar como antaño, apaciblemente, sencillamente, inmerso en la magia de ser.
Al mirar y sentir la noche, me siento pequeño ante la inmensidad de la vida y es una sensación plena, el formar parte y que nos compartamos. Hay un silencio profundo con ladridos a lo lejos, algún grito de lechuza y, a veces, el aleteo de un par de murciélagos que juegan en el aire y tocan el agua de la alberca en ese aleteo eterno. La humedad es profunda. ¡La tierra ha agradecido tanto estas lluvias! Han sido demasiados meses sin agua, sin una brizna de hierba, ni una sola, que hacía que las gallinas se subieran a los árboles para comerse las hojas, y ahora esta humedad fértil ha llenado los prados de una gama de verdes, y la tierra y las aves y el burro agradecemos el agua como generadora de vida.
Suelo dedicar varios momentos del día a pequeñas labores como ir recogiendo por tamaños y densidades tallos o troncos secos de los arbustos y de los árboles que voy guardando en cajas de fruta vacía que he recogido de la basura. Es algo que me encanta, andar entre los árboles que rodean la casa y apaciblemente recoger la leña que luego me va a calentar, y que después en cenizas devolveré al bosque. Escuchar la tierra, escuchar. No me hace falta matar ni dominar al árbol, ni al bosque, sólo recojo con atención lo que me trae.
En casa coloco un pequeño banquito de meditación frente a la chimenea y, cuidadosa y amorosamente, voy colocando, de acuerdo a su capacidad de combustión, los tallos, las ramas, los pequeños palos algo más gruesos, y los troncos, y en su base unos papeles arrugados y trozos de cartón que he ido reciclando. Una sola cerilla enciende el fuego. El dios fuego que me calienta y otras veces me ayuda a preparar la comida. Me quedo mirando, oyendo, como oigo la noche y la tierra centrado en la dicha de la vida.
Esta madrugada, todavía de noche, los gallos cantaban, y al levantarme de la cama, me acerqué a la chimenea. Quedaba un leño convertido todavía en unas pocas brasas naranjas. Salí al porche y el día empezaba a despertar. Recogí de una de las cajas de fruta unas ramas que eché a las brasas. Poco a poco empezaron a arder. Entonces, agradecí al día sonriendo, y me encontraba tan pleno que dediqué unos pequeños bailes al fuego, movimientos lentos de felicidad.
Inbal Segev- Bach "Cello suite nº1 en g mayor: prelude
miércoles, noviembre 04, 2020
La escucha en yoga
"Tenemos lo que buscamos. No tenemos que correr tras ello. Estuvo allí desde siempre y si le damos tiempo se revelará en nosotros".
Thomas Merton
La escucha en yoga plantea en un inicio que disponemos de una mayor capacidad de percepción. La pregunta es cómo educarnos para disponer de dicha cualidad, y desde ahí observar los cambios de interpretación de la realidad imperante.
La herramienta principal es la atención, que es como un foco que nace de lo íntimo. Habitualmente nos iniciaremos en yoga practicando posturas o meditando; ambas opciones nos van a ayudar a iniciarnos en la escucha mediante la atención.
Ante todo es importante comentar que uno se escucha a uno mismo, y eso podemos denominarlo sí mismo. Eso que mira y escucha siempre ha estado en nosotros, digamos, entonces, que al usar la atención bajo determinados parámetros se abre dicha capacidad.
Si practicamos una postura, ya sea en dinámico o en estático, uno ha de poner atención a lo que realiza el cuerpo, es decir, focalizamos la mente hacia la postura en sí. Este sería un buen paso importante, aprender a vernos en postura y aprender a ir ajustándonos para estar cómodos, y encontrar un punto medio entre un excesivo tono o demasiado abandono.
Al poner el foco en nosotros, ya está ocurriendo algo mágico, a mi entender, y ello es que no me encuentro distraído. Estar distraído en la vida es lo más común, implica no vivirse en uno, sino estar más bien en automático. Entonces, ese foco que se centra en postura nos permite sentirnos, y ese sentir, según progresemos en la práctica, se va a ir ampliando. ¿Qué quiero decir con sentir? Quiero decir que hemos de darnos cuenta de lo que hacen mis pies, mis piernas, mi pelvis, mi espalda, mi tórax, mi cabeza, mis brazos; es decir, aprender a sentir el cuerpo en estos inicios, que es el gran olvidado, pues vivimos con él, pero si lo reflexionamos no le echamos mucha cuenta, pues estamos distraídos en nuestra mente, habitualmente en demasiadas ficciones que no son el aquí y el ahora.
Podemos decir entonces que, si mi mente en atención sienten mi cuerpo y ambos en conjunción se sienten en presente, hay una escucha que es un determinado sentir, por ejemplo, de esa postura que estoy realizando.
Nos puede pasar que estemos en postura y la mente automática nos diga prácticamente sin darnos cuenta: : "No llego, que no llego, voy a forzar para llegar, pues seré bueno y el mejor si lo hago así". Estoy exagerando, pero esta frase o cualquier otra que nos distraiga de lo principal nos aleja del foco y nos descentra y, si he usado dicho ejemplo, es para comentar que hay una mente ligada a la alienación social que nos dice que seremos mejores exigiéndonos. Bien, creo que ello es "ruido".
Repasemos los conceptos en una dicotomía básica: una mente o foco centrado y el ruido. Ampliemos un poco la terminología de ruido: lo entiendo como aquello que nos aleja de nosotros, o aquello que no nos deja vernos, o aquello que, si no existiera, no nos permitiría sentir ni darnos cuenta. Atención centrada y ruido se complementan y se alimentan a ellos mismos, pues uno no existiría sin el otro. Pero a nosotros nos interesa fortalecer la escucha, así nos va a ser más fácil visualizar internamente el ruido y ajustarnos permanentemente para mantener el campo de escucha.
Si en nuestra practica de yoga vamos sintiendo la escucha, entra en juego nuestro pequeño corazón, y si esa escucha se amplifica, nuestro corazón también. Ello es una buena señal para ser conscientes.
De este modo, en nuestros inicios de práctica podemos trabajar lo que propongo. La escucha nos va mostrando una capacidad de percepción más real en la que, si hay corazón, no hay tanto egoísmo, y nos ayuda a disponer de una mirada hacia la belleza de la vida, en sus pequeños detalles. Dicha cualidad va transformándonos, y es una transformación real en la cual no hay marcha atrás.
Michael Kiwanuca-"Cold little heart"
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Asociación Onubense de Yoga
Escuela de Yoga y Conciencia
Huelva Noviembre 2020
miércoles, julio 22, 2020
El yoga del recogimiento
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Huelva, Julio 2020
sábado, junio 20, 2020
Pistas para progresar en el yoga del día a día
"Por mi parte, mi vocación incluye fidelidad a todo lo que es espiritual, noble, delicado y profundo. Esto lo mantendré vivo en mí mismo y se lo comunicaré a todo aquel que sea capaz de recibirlo".
lunes, marzo 23, 2020
Confinado y el sabor del confitado de un corazón indomable
Creo que cada uno ha de darse cuenta de lo que crea adecuado, y me permito sugerir que sea en silencio, sin aspavientos; colaborar y sentir que esta situación es para fortalecer, para compartir, para crecer, para cambiar, para reflexionar... quizás para mover la mirada y el corazón, quizás para empezar a cambiar estructuras, modos o actitudes.
Craig Armstron-"Let´s go out tonight"
Patrick Cassidy-"Vide Cor Meum"
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Huelva, Marzo 2020
miércoles, marzo 11, 2020
Belleza y creatividad en yoga, aspectos espirituales
sábado, diciembre 14, 2019
Otoño del diecinueve
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Huelva
lunes, agosto 12, 2019
Centro perceptivo en yoga
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Huelva
lunes, julio 29, 2019
La escucha es un estado de percepción
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Huelva
martes, junio 04, 2019
El bosque y el yoga
"Si nos hemos profanado a nosotros mismos-¿y quién no?-el remedio será la cautela y la devoción para volver a consagrarnos y convertir de nuevo nuestras mentes en santuarios".
Henry D. Thoreau
Me decían: "Pones demasiado cerca los árboles, pegados unos a otros y encima con ese suelo de piedra", pero sabía lo que hacía, sentía lo que la naturaleza me pedía, aplicaba lo que había comprendido en mí del yoga, de la belleza de la vida y su propia reciprocidad. No eran individuos aislados, eran hermanos árboles, era la hermana luz, era la hermana agua, la hermana tierra. Y la hermandad de los burros nos iban a ayudar. Así que durante años mimé los árboles, durante años cargué carretillas de estiércol. Y ahora un bosque rodea la casa. Un bosque que genera su propia vida de plantas y animales e insectos, y donde intervengo lo justo, para ayudar, pues él me ayuda a ser. Y así ambos vivimos en paz.
Las verdades se deshacen, el cuerpo aprende a usar sólo lo que es necesario. Las situaciones son sencillas pues la mente es simple y compasiva.
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Huelva
viernes, mayo 31, 2019
El cuerpo y la tierra en la esterilla de yoga, primeros pasos
Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Huelva
domingo, mayo 05, 2019
Las nubes y el ancla en una postura de yoga, primeros pasos
"Uno se convierte en aquello que medita"
Satapatha-Brahmana
-Papito, ¿tú sientes una explosión de amor?
-¿Qué quieres decir?
-Lo que yo siento cuando estoy contigo, o cuando te echo de menos.
Alba y su papá
La metáfora-símbolo que usábamos era que el cielo era la vida psíquica. Comentábamos que existía una tierra, y recordábamos que, al realizar la postura, todo consistía en este recorrido entre ambos lugares: lo que trazaba un mapa interno mediante la atención.
Escuela de Yoga y Conciencia
Huelva
domingo, abril 28, 2019
El cielo y la tierra en una postura de yoga, primeros pasos.
"In principio creavit Deus coelum et terram".
(En el principio creó Dios el cielo y la tierra).
El Génesis, cap. I. I. (Biblia Vulgata)
"Cielo y Tierra son eternos.
¿Por qué Cielo y Tierra son eternos?
Ellos son no nacidos,
Por eso viven siempre".
Tao Te King. Cap. VII (traducción de Juan Preciado, 1979)
"El Cielo es eterno y la Tierra permanente.
Son permanentes y eternos,
porque no viven para sí mismos.
Así, pueden vivir eternamente."
Tao Te King. Cap. VII (traducción de Richard Wilhelm, 1910)
Escuela de Yoga y Conciencia
Huelva
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