viernes, enero 21, 2011

Esbozos de Madrid

                                                                                  

Imágenes de una semana en Madrid:

Estuve en el Prado, para ver a Renoir, esperaba encontrarme con la alegría de la luz, por lo que fui a ver a Goya antes, y me quede tiempo observando las pinturas negras. También busqué uno de mis cuadros preferidos: "El perro semihundido". Luego me inunde de la alegría y de la luz de Renoir, me encanto "Niña con ave´" y "Peonías". El Prado maravilloso, me gusta ir cada vez que voy a Madrid. Luego paseé por el Botánico, y tire por la cuesta de los libreros mirando apaciblemente libros usados hasta el parque del Retiro.

                                                                                  

Gente, mucha gente, muchas personas. Todo mucho más comprimido. Si a Madrid le aplicará asanas, se las recomendaría de apertura. Añore el espacio de Huelva. Gris, todo muy gris en los madriles. Añore los colores de mi hogar en Beas. Desee pisar el agua de mar y no tanto gris.



Estuve en el Auditorio Nacional de Música oyendo a un pianista, Dezsö Ránki, tocó piezas de Haydn, List, Ravel y Shumann. El Auditorio es inmenso, tremendo, todo en madera, hermoso, quede absorvido y soñe mucho oyendo, sentí que volaba


Anduve mucho por Malasaña, nacen y mueren tiendas, surgen tiendas de discos, de botas de los modds, pequeños cafés de aire francés, creperías, pequeñisimos restaurantes de autor, de ropa usada de los setenta, librerías de libros usados, carnicerías arabes, etc, anduve y anduve.

Llegue hasta la filmoteca y estaba cerrada, me fui a la Fundación Juan March y  quede eclipsado por Domenico Scarlatti, con un concierto sobre pantalla, el aforo lleno, y hundido en el asiento, la música me ayudaba a seguir reflexionando sobre todo, y a seguir volando, a soñar.



El metro lleno de gente, muchisimas mujeres leyendo, poca gente sonriendo, lo gris se acentúa en el metro, la tierra que absorbe y escupe.

Muchas personas durmiendo en la calle, con el frío atroz de Madrid. Me impresiono en la estación de Atocha, donde se encuentra el jardín, donde la temperatura es cálida, familias enteras con sus niños y maletas, que simplemente no tenían donde vivir y vivían ahí porque estaba calentito. Hubo personas que se me acercaron y me pidieron para comer.

Luz desde los autobuses, luz de una ciudad descomunal, que parece que se devora a si misma. Una ciudad maravillosa nada amable con sus habitantes.

Sentado en el Café Comercial, disfrutando de mi niñez.

Ahora en Huelva, cocinando y disfrutando de los amigos.

"Oh Yahwe" by Lokua Kanza [Nkolo]

Alaska y Dinarama - A quien le importa

                                                                          

1 comentario:

Peter Wash dijo...

Impresonante lo que cuentas de Madriz, querido amigo. Me quedé pillado con lo del jardín de Atocha y las familias homeless. Dan ganas de ir para allá a dar un poco más de calor a aquéllos.

Sigue escribiendo, Carlos, te leo siempre.

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