"Escribir solamente sobre las cosas que se aman,
escribir para unir, para reunir fragmentos de la belleza, y después recomponer
y reconstruir esa belleza. Entonces los árboles que están en las palabras, las rocas,
el agua, las chispas de luz que están en las palabras, se encienden, brillan de
nuevo, se lanzan y bailan".
Del libro El desconocido sobre la tierra, de Jean Marie Clezio (1977)
Cuando, antes del amanecer, abro
los ojos, pues la vibración de la vida me despierta, me gusta asomarme a
la puerta y ver cómo de la oscuridad surge la luz, y me quedo ahí, con frío,
mirando, oliendo, absorbiendo. Prana viene y me abraza, Poirot viene y me da
con sus patitas, los burros me oyen y rebuznan. Y yo miro en el horizonte el
cielo tapizado de naranja, abobado de felicidad y de asombro.
Ahora escribo desde Madrid, desde la
ciudad donde me crié, donde he vuelto junto a mi familia, pues desde hace meses
tengo un dolor, y el dolor no se quita, y he tenido que dejar de dar mis amadas
clases, y todo es desconcierto, y lo sorprendente es que durante estos meses he
tenido que mantener el tipo: mantenerme trabajando para salir adelante, dar las
clases y mantener mi profesionalidad, atender a las personas que quiero,
atender mi granja, atender la asociación, dar los cursos de formación... Y todo
ello lo he hecho con serenidad y alegría, con valentía y voluntad, y
dando todo de mí, sin dudar, pero siempre doliendo, siempre el dolor intentando
devorar como un depredador mi alegría.
Ahora toca el descanso del guerrero, y
ahora tengo pequeños momentos donde puedo derrumbarme, donde me doy cuenta de que
cuando pasa una cosa de estas, uno se da cuenta, toma consciencia de muchas
cosas, no porque me pase algo grave, sino porque el dolor inmoviliza y duele,
hace sufrir, y yo estoy desconcertado, igual que los médicos, igual que mi
familia, igual que la gente que me quiere.
Uno se da cuenta, por un lado, de los
que le quieren; por otro, siente que esto nadie lo siente, salvo el que escribe
y, por tanto, es un camino en soledad, de plena soledad en el desierto, un
camino donde pongo en marcha todo lo que he practicado, enseñado y, a pesar
de ello, después de tanto tiempo con el dolor, me alegra derrumbarme, me alegra
llorar y me reconforta mantenerme estable y sereno, alegre y con dicha.
Muchas veces entendemos la felicidad como
el acto de satisfacer un placer, como si la felicidad fuera eso, sentir un
deseo y satisfacer un placer, y así muchas veces vamos avanzando por la
vida, de felicidad en infelicidad, de placer en no placer. Lo contrario al
placer es el dolor. Igual que ese hermoso amanecer, es imposible sujetar ambos,
se muestran cuando quieren, se van cuando desean, como los deseos. Es algo muy
primario eso del placer o del dolor si lo entendemos como una simple
satisfacción o sufrimiento por no tenerlos.
La dicha surge de dentro, y la alegría
también. Ambas miran al placer, a la felicidad falsa basada en deseos, al dolor
vacuo como algo inaprensible y caprichoso.
La dicha nos llena, la alegría es
esperanza, y sin ellas estos meses no hubieran sido posibles, pues alimentan la
ilusión por la vida, por el día a día, por una sonrisa o una mirada que te
reconforta y te llena, te alimenta, y tú respondes con otra dando tu corazón, y
de repente ese camino en el desierto se llena de florecillas, de gotas de rocío
de un amanecer, de pequeños seres que te acompañan en el viaje, ya no estás tan
solo, aunque sepas que la última palabra la tiene el desconcierto del primario
dolor.
Desde esta ciudad gris me alegra tanto
estar con mi familia, y echo tanto de menos mi granja, pero no me encuentro
nada melancólico, me encuentro bien, feliz de mi recorrido, de mi camino, de
mi propia luz.
Bill Withers - Harlem - Live
http://www.youtube.com/watch?v=oDmFtxxQSD8
Staple Singers I'll Take You There
http://www.youtube.com/watch?v=772YR4_rOBU&feature=related
Too Long - Yael Naim
danzemos con la canción:
http://www.youtube.com/watch?v=TX6AqQyiWmY&feature=related
2 comentarios:
Bueno, te has tenido que largar a Madriz, sí, pero si ahora te encuentras bien, feliz de tu recorrido, de tu camino, de tu propia luz, entonces ha merecido la pena.
Mucho ánimo, y cuídate, colega.
Sigo meditando y, cada vez que practico, me acuerdo mucho de tí.
Hola de nuevo, voy de ida y vuelta, o de vuelta ida, esta mañana en Huelva, ahora de nuevo hacia Madrid, ir y volver, dónde el inicio, dónde el final?
yo tambíen me acuerdo de tí, la práctica te hará libre pequeño tao, abrazos
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