"Creo que podría
transformarme y vivir con los animales.
¡Son tan apacibles y
dueños de sí mismos!
Me paro a
contemplarlos durante tiempo y más tiempo.
No sudan ni se quejan
de su suerte,
no se pasan la noche
en vela, llorando por sus pecados,
no me fastidian
hablando de sus deberes para con Dios.
Ninguno está
insatisfecho, a ninguno le enloquece la manía de poseer cosas.
Ninguno se arrodilla
ante otro, ni ante los congéneres que vivieron hace miles de años.
Ninguno es respetable
ni desgraciado en todo el ancho mundo."
Walt Whitman
Me gusta el yoga por tantas razones... tiene
tantos significados... tanta profundidad...
Hoy hablaremos del significado de "un
estado de ser equilibrado". Un estado es un determinado modo de estar. En
el día a día, en este camino del yoga, implica una progresión que reúne muchas
de las cualidades que hemos ido hablando en el blog: presencia, calma,
atención, abandono, silencio, gozo, disfrute, espacio...
Diría que es ese punto de vista o
actitud interna desde el cual uno actúa, donde se entremezclan con claridad ese
compendio de emociones del cuerpo, de los pensamientos, de los sentimientos, de
la respiración... El acto de ser consciente desde un observador, de darme
cuenta, implica consciencia y ya ello crea un estado. Un estado de ser. Una luz
se enciende, y ya no se apaga.
Cuando persevero tanto y tanto en clase
en la importancia de "estar" en la postura, con
todo lo que ella implica, trato de expresar que la postura te expresa y la labor de este profesor es enseñar a encontrar los cauces o el
camino al propio alumno, que ha de encontrarse y
comprenderse en la postura, nada más; ha de ir
encajando su equilibrio interno, que se expresa claramente en su cuerpo, en su
respiración, en su mirada, en su gesto, y ese gesto mágico,
simbólico, antiquísimo, ese gesto ritual lo comprende todo.
Insisto tanto en que a veces el ego nos
engaña y nos lleva por caminos acrobáticos -que están muy bien- porque la
realidad es que con solo levantar un brazo inspirando y luego bajarlo espirando
puedo comprenderme y comprender el yoga. En lo simple, creo, radica el camino.
Vamos a comentar algunos de estos puntos hacia ese estado equilibrado:
· Hay que tener calma, lo hablábamos ayer. Tener calma no implica poseerla, es decir,
sentir la calma, vivenciar ello, calmar el cuerpo, calmar la mente, apaciguar
la respiración resulta fundamental. Esa calma conecta con lo íntimo
de uno y con lo íntimo de la vida, es decir, está ahí, hay que vibrar con ella, la vida te la
regala, tú la aprehendes y la regulas. Con la calma y con el
traje interior no tan estrecho y exigente hay que sentir espacio, de modo que
todo fluye, entra y se va.
· Hay que ir comprendiendo nociones como el apego, el abandono. Nos apegamos a tantas cosas, a tantas proyecciones, a tantas emociones, y
nos genera sufrimiento que nos quita la energía. El abandono solo cabe
sentirlo, es atención, presencia, conectar con el
tempo de la vida, dejar pasar, desdramatizar, dejar que la vida viva. Es tanto
y es nada, que es esencial.
· El permanecer, el observador, la reactividad del mental. Practicar el observar a la mente,
a la vida, a uno. Dar pie a ese observador que observa. Por otro lado, ser consciente
de las reactividades, que irán menguando según el observador se haga más
presente. Recordemos que las reactividades nos esclavizan, son una reacción
ante una proyección o una realidad del otro, y nos inmovilizan, nos cierran y
nos cercan en una jaula imaginaria. Ese observador se hace
más patente cuanto más observa, permanece actuando sin actuar.
· La comprensión de la sombra. No hay luz sin
sombra, y es cojonudo ver nuestras sombras para hacer más hincapié en nuestra
luz. No hay uno sin otro, se alimentan y se equilibran.
· Importante es la noción de pausa, de la quietud. Del ajuste entre la acción y la no acción. Su relación estrecha con la energía, con
la claridad que da para andar por el bosque de la vida.
· Hay que experimentar el vacío, sentir que por llenarte de emociones, de acciones, de pensamientos
tu disfraz no va a ser más bonito, sino más pesado y denso. Aquí, junto
con otras cualidades, surgiría el estado de no mente. El vacío como elemento fecundo de escucha, de gozo, de plenitud de vivir.
· Reducido el mental, el Ser va tomando protagonismo, el sentir y el disfrute son pautas básicas. Conectado a la vida, te
abandonas al sentir. Atento, centrado. El verbo es expresión de lo que eres.
Tus gestos, tu cuerpo expresa tu Ser. Sabes lo que dices, sabes aquello
que te moviliza a ti. Permaneces confiado y vives.