sábado, febrero 26, 2011

El mar y el camino, el niño y la gaviota.


Cuando era niño vivía cerca del mar, del  mar Pacífico, y mis padres me llevaban junto con mis hermanos a la playa, y allí estaba todo el día jugando en la arena. Igual que los niños aquí en Huelva cuando van a Punta o al Portil o a cualquier otra playa. Y lo mismo que ellos, era inmensamente feliz jugando con la arena y con el agua, y sintiendo a mis padres cerca, permanentemente atentos a mí, o jugando conmigo o dandome carrantoñas.

 Ahora de adulto, me gusta mucho andar por la playa, sentir el tacto de mis pies en la arena, ver las nubes tan cerca dejando a ratos pasar el sol, y sentir la brisa,ver el horizonte, sentir el "calorsito" bueno en mi piel. Ver a la gente disfrutar, parejas tumbadas en la playa, familias, amigos, personas andando.  

En el Pacifico hay muchos surferos, pues es un mar con mucho carácter, aquí en inverno también hay surf pues hay más olas que en verano. De niño me quedaba mirando las gaviotas, me alucinaba su cuerpo blanco y grande, sus gritos y su chulería, y veía a los surferos correr las olar inmensas dentro de un tubo de agua, y alucinaba  que ¿cómo era posible volar sobre las olas?, era como las gaviotas, que volaban por el cielo.

Cuando paseo por la playa, todo me trae a mi niñez y eso me llena de felicidad, y me hace disfrutar de mi presente sintiéndome el niño que fui entonces.

Del yoga me gusta como nos va quitando capas y capas de ego orgulloso y adulto, y me permite surfear como un niño encima de una ola sintiendo mi respiración, viviendo la vida muchas veces como un niño, pues un niño siempre es puro corazón, y el yoga es un viaje de la cabeza al corazón.

El mar me recuerda la existencia, donde nada se puede controlar, salvo que encuentres el modo de surfear por la vida con el corazón en la mano, sintiéndote libre por momentos, sin miedo a ahogarte. Sintiéndote un ave, allá en lo alto, atento a la vida de un modo relajado, sin dañar, amando el vivir, respetando a los seres que la pueblan y siendo un ser pacifico.

Unos llaman al surfear con el corazón Dharma, otros el camino del Tao, los de allá la Vía.


 Del pensar al sentir, del luchar al aceptar, de la competencia al ceder, de la insensibilidad al amar.


The Beach Boys - Surfin' USA


Poema primero del libro de
Lao Tse, "Tao Te Ching"

I

El Tao que puede ser expresado

no es el verdadero Tao.

El nombre que se le puede dar

no es su verdadero nombre.

Sin nombre es el principio del universo;

y con nombre, es la madre de todas las cosas.

Desde el no-ser comprendemos su esencia;

y desde el ser, sólo vemos su apariencia.

Ambas cosas, ser y no-ser, tienen el mismo

origen, aunque distinto nombre.

Su identidad es el misterio.

Y en este misterio

se halla la puerta de toda maravilla.


 

























































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