miércoles, diciembre 04, 2013

Lo hermoso de vivir con atención


"Bikhus y bikhunis:
os hablo de la atención
y estáis distraídos,
de la Presencia,
y estáis ausentes.
Mis pisadas se hunden en la arena húmeda,
y la niebla desaparece.
Ruge el mar: aaargggg"

"Andar por el bosque y oír,

oír todo, y permanecer ahí, oyendo.
Pero no penséis perro si oís al perro,
no penséis canto si oís al ave,
no penséis crujir si crujen las hojas...
así matáis la realidad,
y ahogáis la experiencia.
Salid, salid,
si no os asfixiareis"

El yoga y la meditación nos educan para estar atentos. No resulta indispensable practicar yoga y meditación para vivir atento.

La cuestión en un primer paso sería: ¿por qué nos cuesta tanto estar atentos?  Y aprender a darnos cuenta de las múltiples veces que estamos distraídos. ¿Qué ocurre cuando estoy atento?

Nos cuesta mucho estar atentos por multitud de factores, por ejemplo, esta sociedad consumista y materialista busca que exprimamos nuestra vida en compartimentos temporales, donde el mantra preferido es "no tengo tiempo". Así producimos y producimos sin parar. Los sentidos también se mueven de estímulo en estímulo, sin pausa, sobre todo hacia el exterior. Claro, habría que pararse y ver qué producimos: ¿estrés, ansiedad, sufrimiento? o ¿calma, amor, comprensión?

También podríamos reflexionar y decir: no estoy atento porque quiero tener controlada toda mi vida y me paso el día planificando y creando listas y listas, pues así me siento bien, pues eso me da seguridad, me da comodidad, ya que así no se me escapa nada, y cuantas más actividades, más quehaceres, mejor. Claro, habría que preguntarse: ¿la vida se puede controlar? ¿Qué huecos o vacíos quiero tapar con tanto control y tanta lista y tanto hacer? ¿Acaso el vacío o el no hacer o la no lista hacen más difícil mi existencia? ¿Y si dejo a mi vida que viva sin intervenir tanto, sin caer en tanto esfuerzo?

Ahondando un poco más: sin estar atento, no me doy cuenta de la permanente repetición de mis gestos, de mis acciones, de mis actos, de mis amores, de mis desamores, de mis sufrimientos, de mis pensamientos, de mi cuerpo, de mi respiración... De aquello que soy. Creo que me doy cuenta porque me vivo en mí, pero si estoy distraído, eso es una inercia. Y entonces surge una permanente fragmentación repetitiva donde la distracción y la ausencia ganan la partida a la Atención y la Presencia.

Vivimos mucho en pensamiento, y la vida se encuentra delante y dentro de nosotros. Me lavo los dientes, pero estoy pensando en el trabajo. Voy andando por la calle pero estoy ya en el destino. Me lavo la cara pero estoy pensando en coger el coche. Te digo "te quiero" pero como lo he dicho ya cien veces mi "te quiero no sabe a nada, es hueco". Yo llamo a eso: Vivir en el Olvido. Uno se olvida, simplemente se olvida de habitar en uno.

La atención se escapa y se escapa, y hay que aprehenderla, echarle un lazo, para vivir el momento presente, para centrarme en unidad en un sólo momento, para ser consciente de lo que siente mi cuerpo, para darme cuenta de dónde coloco el foco de los sentidos, para dar intención al acto.

Cuando estamos atentos todo cambia, resulta maravilloso coger un tomate y oír el sonido del cuchillo sobre la tabla al cortarlo, el color rojo del tomate sobre la claridad de la madera, las lonchas finas, la suavidad con la cual hay que cortarlas, el jugo del tomate que se esparce, el silencio interno y la calma que supone estar atento a eso, a la vida que hay en ello y en mí. Es hermoso tomar por la mañana el desayuno, oír el crujir del pan en la tostadora, ver cómo se absorbe el aceite de oliva sobre la miga blanca, ese sol amarillo, sobre esa nube esponjosa, con el rojo en pequeñas capas por encima. Cortar lentamente el pan a tiras y masticarlo lentamente saboreando su sabor mientras nuestra lengua y nuestros dientes desmenuzan lo vivido.

También es hermoso decirte "te quiero" y que todo nuestro gesto, nuestra intención, nuestra voz, nuestro corazón estén en ello. Todo es un todo, y todo es una unidad, en unidad observo y vivo, y la creatividad y los colores surgen, surgen ellos solos, no los traemos ni los pensamos.

La atención nos lleva directamente hacia nuestra realidad, no hay intermediarios, no hay excusas, no hay ensoñaciones, no hay tanto pensamiento. Eso es lo que soy si estoy atento, y lo acepto, y me quiero, y vivo abierto. El vivir atento nos ayuda a que haya claridad en nuestra vida, nos permite ver nuestras reiteraciones y nos ayuda a penetrar en la realidad y a elegir con calma y con paciencia cada momento de nuestra existencia, estando en el presente, estando atento donde todas las ventanas están abiertas y donde no nos apetece tener controladas tantas historias. Y si estamos vacíos, pues bien, y si no lo estamos, pues también bien, pero estamos y caminamos, vamos andando o nos detenemos, pero disfrutamos del viaje, no andamos perdidos en la meta ni vivimos ausentes.

Porque estar atento es estar vivo, y aquello a lo que estés atento alimentara tu vida, y la vida de aquello que amas y, si practicas, te darás cuenta que cuanto más atento estés, abierto a la existencia, más amarás la vida, más te amarás y más amarás a tu semejante, y serás consciente de que nacerán cualidades en ti, como flores en un jardín, la flor de la tolerancia, de la paciencia, de la comprensión, de la entrega...y cuanto más practiques, más fácil te resultará.




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