lunes, agosto 07, 2023

El yoga como camino hacia la reducción del egoísmo





"Para apreciar la grandeza de una montaña hay que mantener la distancia; para comprender su forma, hay que rodearla; para comprender sus estados hay que verla al alba y al ocaso, a mediodía y a medianoche, con sol y con lluvia, bajo la nieve y en la tormenta, en primavera, verano, otoño e invierno. Quien pueda ver la montaña de esta manera se aproximará a la vida, que es tan intensa y variada como la de un ser humano. Las montañas crecen y merman, respiran y palpitan. Atraen energías del entorno y las acopian: las fuerzas del aire, del agua, la electricidad y el magnetismo. Engendran vientos, nubes, tormentas, lluvias, cascadas y ríos. Llenan de vida activa los alrededores y y dan refugio y comida a innumerables seres. Tal es la grandeza de una montaña..." Anagarika Govinda


Posiblemente ahora que está tan de moda el yoga, y ya los medios lo usan como referente,y las empresas como uno de los motivos recurrentes en sus anuncios, sea importante recordar que en el yoga lo menos importante es ponerse boca abajo en un lugar público, por ejemplo en la playa ,o en el gimnasio, o ante el alumnado en la sala de yoga, quitándote previamente antes la camiseta para mostrarte con el torso desnudo, o colocar en nuestra foto de perfil del wasap dicha postura, Sirsasana.

 Lo de ponerse boca abajo lo digo como un decir, como una ironía, pues el yoga no consiste en un muestrario postural sino en un modo de vida muy profundo y vivo donde una serie de valores sobre la vida se ahondan y  se comparten, se transmiten y se muestran en una solidaridad ejemplar, donde uno es la parte principal en ese recorrido.

Ese recorrido va menguando nuestro egoísmo, nuestras complacencias, nuestras comodidades, nuestras reactividades, y nos mantiene vivitos y coleantes ante el acto tan hermoso que implica un vivir despierto, donde no es importante mostrarse, precisamente en esta sociedad de escaparate y de colonialismo virtual, sino  que adquieren importancia los pequeños detalles en el día a día, donde el horizonte es cada paso que das, y donde tu espíritu no se encuentra presionado por la codicia ni la inmediatez que te exigen para vivir, y que adquieres como  algo propio para ir consolidando el fundamento egoísta, y sumarte así a este absurdo que nos muestran como algo real y razonable.

El yoga tiene un aspecto revolucionario esencial, y así ha sido siempre. El pensar que porque ahora se encuentre en todos los sitios, y se  registren patentes de las posturas, o hagan yoga con nombres de risa, no le hace perder a esta ciencia milenaria su raíz revolucionaria, ni su objeto de amor solidario y compasivo, de realidad penetrante sin artificios acomodaticios.

Digamos que el yoga resistirá ante tanta gilipollez, pues su corriente emerge del propio misterio del vivir, de la belleza de la vulnerabilidad del acto del ser humano, del hecho de ser un Ser vivo, del milagro de existir.

Andaba por Huelva y observe el hogar de una persona bajo dos bancos, su equipaje eran un par de botellas de agua, y un pañuelo que había encima del colchón, también disponía de un trozo de cartón.

Me río de las hermosas vacaciones pagadas, de las playas llenas, del fin de semana en los centros comerciales, de estar atontaos mirando una pantalla con móviles que valen más que un sueldo mínimo, me rio de ello, ante la realidad zen de ese colchón bajo dos bancos de madera.

Para aprender a ver el universo en Sirsanasa, uno antes tiene que haber practicado durante años la postura de Tadasana, la postura de la montaña. Donde uno se descubre en su eje, con los pies asentados en la paz de su realidad, y donde uno es capaz de mirar a la vida con el corazón abierto habiendo realizado un trabajo meticuloso de presencia ante lo que uno es, y donde uno desde luego, se hace consciente de lo que significa el yoga, y quizás tras mucha práctica en la experiencia del vivir bajo esos fundamentos, uno pueda ponerse boca abajo para menguar un poquito tanto ego solar y dejar que la invisibilidad de la luna nos equilibre para ver el mundo al revés.

 Intro

los Chicos del Maíz-"Paraisos Artificiales"


Artículo escrito por Carlos Serratacó

HUelva, agosto,2023


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