lunes, septiembre 26, 2022

Una mente dulce


 "Tener un enemigo es importante no solo para definir nuestra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al cual medir nuestro sistema de valores y mostrar, al encararlo, nuestro valor. Por lo tanto, cuando el enemigo no existe, es preciso construirlo." Umberto Eco

 Una práctica adecuada de yoga nos direcciona hacia una mente dulce o una mente con una mayor afabilidad, o una mente menos reactiva, o una mente más abierta, o una mente con espacio disponible para lo no habitual.

Dicha mente y el propio cuerpo van acomodándose a un yoga de una mayor inteligencia pues el espíritu ya va tomando las riendas de la propia práctica. Hasta ese momento lo más común es hacer yoga bajo planteamientos de meta, de competitividad y de una voraz egolatría camuflada.

Dentro de estos primeros parámetros egoístas suele ser común generar enemigos, y en dichas fantasías inventar autonarraciones donde el héroe es el propio egoísta y el enemigo es vil, pues para ello la propia narracion fantasiosa lo justifica.

Frente a lo habitual surgen nuevas percepciones donde ese espacio, esa apertura, esa afabilidad impregna de dulzura nuestra mente y por defecto nuestra acción y nuestros actos, generando unos vectores de energía diferentes hacia el mundo, hacia los demás y hacia nosotros mismos como emisores, y por defecto con respuestas mucho menos agresivas por parte del medio externo.

Es decir si uno es dulce, el mundo también es dulce. Si la dulzura implica un acto consciente de amor, pues nuestro cuerpo y espiritu han generado condiciones para ello, sólo cabe ahondar en dicha cualidad para seguir profundizando, ajustando, aprendiendo, y sobre todo entregarnos al propio baile de la vida, con otra mirada, con otro sentir. 

La dulzura es un flujo, no es algo calculado. La dulzura envuelve, no dispone de exigencias. La dulzura es una savia de nuestro corazón, pues ha bajado de la propia mente, transformándonos.

Si el propio yoga  a lo largo de los años nos genera un néctar donde uno dispone de diferentes sabores, la dulzura es uno de los sabores  con mayor riqueza cromática existencial y vital que nos ofrece esta ciencia milenaria.

Lakmé-"Duo des fleurs" 

Artículo escrito por Carlos Serratacó, Huelva Septiembre 2022

 

 





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