domingo, noviembre 23, 2025

Rito y Sacralidad


 "La nube sólo es libre

de ir con el viento.

La lluvia sólo tiene

libertad para caer.

El agua sólo es libre.

cuando se une,

en sus descensos,

o en su ascenso al aire."

Wendell Berry

 La esterilla es un espacio de entrega, es un espacio sagrado. Un lugar donde nos encontramos con nosotros, y al sentirnos, sentimos la existencia.

Es sencillo de comprender. El yoga no es un ejercicio físico, es una simiente inmensa que genera muchas semillas hacia la espiritualidad, hacia el acto de vernos y reconocernos como parte de un todo.

Cada vez que estemos en esterilla, hay que ir educándose para imbuirse en dicho espacio sagrado. Y al entrar en la sala hemos de ir notando como cambiamos. Las emociones van calmándose: "el mar agitado, aquieta sus aguas". Se nos abre un lugar donde los ropajes se caen, donde es posible cualquier situación que nos ayude a comprender el acto del vivir.

El rito, para su comprensión, le hace falta una reiteración con dirección y rendición. Son esos pequeños gestos que vamos realizando a lo largo de una clase: el saludos, las posturas respetuosas, las pausas, los sucesivos sentires, los gestos de recogimiento, el contacto íntimo en calma, los modos, en definitiva. 

Cuanto menos ego haya en dicha entrega, en el  acto de vivir la clase de yoga, o en nuestra propia práctica personal, mayores aperturas hay para entender lo que estoy expresando. Es decir la dirección es la desnudez íntima, la aceptación, la humildad, la experiencia viva, la regulación, el sentido ético, la base sanadora, el dialogo entre corazón e intuición entre otras muchas cualidades que van surgiendo.

Es importante pues, si no el yoga te transforma en un ser hacia un ego que  vende humo, que siente el humo, que se encuentra envuelto en ello, y dicha ceguera nos va generar mayores inconvenientes para llegar a otras realidades fuera de las habituales.

 Es decir, vamos creando situaciones que se reiteran con una profunda carga simbólica donde el rito es cada vez nuevo, pero su reiteración nos entrega a nosotros y a nuestro interior. Ello va despertando una llama de intuición que nos conecta con algo misterioso y sagrado, algo muy profundo que late en el corazón de la tierra, y entonces nosotros pasamos a ser el filtro de ello, y es lo que transmitimos, lo que nos va transformando.

Lo sagrado es el misterio de la vida, es una dicha, un santosa, una fuerza, un permanente inicio, es un no pensar, es un milagro.

Una vez que atisbo lo sagrado que hay en mí, ya hay un espacio para mi propia sanación. Si hay un espacio dentro de mí, ya tengo herramientas para comprender el espacio que le hace falta al otro para su equilibrio interno.

El rito y lo sagrado han de llevarnos hacia nosotros, pero hacia el otro, pues todos nos conformamos, pues creo que hay que generar espacio comunes de crecimiento, de presencia en la vida y mayores cotas de conciencia.

Madredeus- "O Pastor" 

Artículo escrito por Carlos Serratacó

Huelva, Noviembre, 2025 

 

 

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