viernes, marzo 18, 2011

El espacio y el sigilo, de lo grosero a lo sutil,


Con la práctica del yoga aparece la noción de "espacio". Uno llega comprimido en su cuerpo, apresado en las emociones, prisionero del mental. El acto de educar la presencia del presente una y otra vez nos permite que nos invada una brisa donde la base es la calma en el corazón, donde aquello que insufla las velas es el sentir. Y desde esa isla de calma nace un universo que siempre ha estado ahí, presente, constante, pero que nuestra propia ignorancia y automatismos no nos permite ver.

Uno se inicia de un modo grosero, no sabiendo como trazar el mapa de esa isla, pero la continua práctica nos da una sutileza hermosa, pues el ego aparente, tan chulo él, se va desinflando; ese ego falso, tan ridículo va desapareciendo dando lugar a un habitante que empieza a habitar su sentir, su isla de sentir, su isla de calma, su cuerpo, su piel y su respiración, y se da cuenta que el llegar a asana es una falacia grosera, recorrerla un camino sutil y sigiloso, bello y lleno de esperanzas.

No hace falta gritar al universo que soy capaz de sentir, no hace falta publicar en prensa que llego a asana. Sólo con ver tu presencia, veo tu sentir, veo si viajas o simulas, si vives o eres un robot.

El espacio nos da lucidez, nos da visión y nos coloca en donde hay que estar. Es importante andar en calma por la vida, humildes en nuestro andar, en pasos sigilosos como el pajarillo, atentos, muy atentos, de un modo relajado y calmado, para que la vida no nos aprisione, ni nos deje tan ciegos que no podamos oler las flores, reír sin sentido, acariciar con un amor renovado cada día; y para no dejarnos cazar, por nuestros miedos, nuestras obligaciones, y nuestras permanentes ocupaciones.

Si estoy atento, no hay ruido
sin ruido cabe adaptarme,
pues en el silencio
me escucho.

Afino y afino mi sentir
para huir de lo vasto,
y encontrar la música
en mi camino.

Ando sigiloso
pero sigo tropezando
no me importa.
Vivo

He soltado a los periquitos de la jaula.
He enderezado los olivos.
He regado el limonero.
El jazmín amarillo sigue floreciendo.
Y los burros siguen comiendo hierba.
Me gusta el sol,
y también mojarme bajo la lluvia.


Finley Quaye - Even After All









No hay comentarios:

Artículos más visitados

Amigos del Blog

Todos los artículos a un clic

Traslate