miércoles, mayo 18, 2011

La atención y la presencia


Uno de los aspectos más hermosos del yoga es su capacidad de educar nuestra atención, de depurarla, de pasarla por un tamiz para darnos cuenta de lo que es realmente importante. El día se pasa en dispersión llevando la atención de un lado a otro y nuestra atención muchas veces se pierde inútilmente en mil y una historias. El yoga y la meditación nos permiten disponer de unas herramientas que nos dan calidad de vida, y eso nos hace más felices, a nosotros y al círculo nuestro, y a la vida en general.


Focalizar la atención en un lugar depende de nosotros, es una decisión. Cuanto más eduquemos la atención más “despiertos” estaremos.

En yoga empiezo a darme cuenta que tengo un cuerpo, luego que muevo ese cuerpo en el espacio, más tarde que las partes de ese cuerpo puede dialogar, luego uno las partes con la respiración, y movimiento, respiración y cuerpo se mueven al unísono. Sí, es muy hermoso porque nos hace sentirnos bien interiormente, pero detrás de todo ello se encuentra nuestro aprendizaje de ir educando la atención, de tener la intención en esa atención.

La atención nos da conciencia, por ejemplo realizando una postura de yoga:

esto quiere decir que si me doy cuenta que tengo un brazo y ese brazo lo uno al otro, que las piernas me encajan y me enraízan al suelo, que la pelvis, y el tórax dialogan con lo anterior, que mi cabeza, mi espalda también hablan con las otras partes. En definitiva si fijo mi atención, y me educo a ello, me doy cuenta que ello existe, aunque antes sólo lo pensaba, ahora lo siento, y no sólo lo siento, sino que al unirlo con la respiración y con la fluidez lo vivo de pleno.

Entonces ya estoy educando mi atención, es decir “me doy cuenta y siento en ese momento lo que hago”

La atención, entonces, me da presencia, me trae al presente, hace que viva plenamente el momento que vivo, sin que la vida se pase entre el pasado y el futuro.

Puedo comer un melocotón pero no vivirlo, por ejemplo si estoy enfrascado viendo la televisión o pensando en las musarañas.

Puedo comer el melocotón poniendo mis sentidos en su sabor, en mis mordiscos, en su textura, en lo que es.

Si no lo vivo es como si no fuera, si no estoy atento lo que vivo pasa a ser como la “comida basura”.

Para tener atención hay que estar en calma, para pasar de percibir alocadamente lo externo a percibir conscientemente mi vida interior.

Para empezar a educar la atención sólo hace falta poner atención a los pequeños detalles, se puede empezar a practicar en cualquier momento, sus resultados son bellísimos.

Seguiremos hablando de la atención…


Beth Orton - Ali's Waltz

http://www.youtube.com/watch?v=JzD8VzvKUZk&feature=related

2 comentarios:

Fotógrafa Bohemia ... dijo...

como siempre me encanta tu blog aprendo mucho siempre se puede seguir aprendiendo de uno mismo...
y cosas que pasan desapercibidas y resultan ser tan importante en nuestras vidas... para mejorarla...
un saludo amigo

Carlos Serratacó dijo...

besos y graciasssssssssssssssss

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