miércoles, agosto 17, 2011

La comprensión, un viaje sin fin

                                                               
Una postura no se alcanza, se comprende. Son años de práctica darse cuenta que no es importante llegar muy abajo, o tocarse la punta de la nariz a una sola mano en posición invertida. Tampoco la postura es mantener una pose estética, o sentirse poderoso. Todo ello no deja de ser una derivación de la no comprensión, de la falta de actitud. O de un ego desmesurado.


Lo hermoso de asana es que es una continua búsqueda del centro, una continua búsqueda en uno mismo, un viaje que se hace sólo en presente, con intención, con atención, con humildad. Y las piezas van encajando, poco a poco.


Lo interesante es que es muy lenta la comprensión, lo alucinante es que ese entender de asana no acaba, pues es un permanente aprendizaje de uno mismo.


Mantener el tono en una parte del cuerpo, otras como soporte, un ente entero en relajación. Acompásalo con la respiración, siente por dentro la fluidez del aire; como hace hincapié esa respiración en las diferentes partes donde pone el acento la asana, siente desde dentro lo vital. Siente la energía de todo ello. Mantén firme cuerpo, mente, musculatura, huesos, mantente enraizado. Respira y se consciente de lo que fluye. Mantén la actitud.


Todo ello es un viaje.


Yoga no es ser flexible. Yoga es comprensión. De ti mismo. Con humildad. Con paciencia y amor hacia ti mismo. Centrado. En calma.


Yoga es respetarte, comprenderte, amarte, aceptarte.


Y así te respetaré a ti, te comprenderé, te amaré, te aceptaré.


Pero si tú no bebes el jugo, es imposible que lo sientas o que lo transmitas.


Sólo competirás y pensarás que has ganado, pero sólo estas perdido en tu ego, en tu lucha de contrarios.


Sólo una práctica sincera te hace libre. Allí donde no hay tantas aristas, y huele a flores y a jazmín.



El último de la fila - A Jazmín

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