jueves, enero 21, 2010

Señales


Cuando dos burros se hacen amigos, se dice que se “hermanan”, este verano traje de la montaña a una burrita pequeña; a Carlos Fiel se le ocurrió el nombre de Coquelico, Amapola en francés, y a mi me pareció un nombre hermoso. Platero y Coquelico se hermanaron desde el primer momento, siempre unidos y siempre uno pendiente del otro.

Por diversos motivos no se han llevado todavía a Platero que yace muerto en la entrada de casa, tapado.

Coquelico le llama y le llama, como cuando me iba a pasear a los bosques con Platero y ella desde la puerta se pasaba horas llamándole hasta que volvíamos. Le llama, pero su grito, su rebuzno, tiene algo diferente, tiene gotas de dolor.

Hermanados todo el día, uno se iba a por una brizna de hierba a un lado de casa, el otro se iba detrás. Jugando y mordiéndose, corriendo y persiguiéndose con el Poirot por ahí incordiando, en definitiva, disfrutando el acto de estar juntos, a pesar de la pequeñas crisis de separación.

Ese dolor en su rebuzno es una interpretación mía, es lo que creo. Diversas actitudes de la burra desde la muerte de Platero me dan esa impresión, aparte que los rebuznos tienen su significado. Llevo años conviviendo con animales, y nos sorprendería su mundo emocional, o su sensibilidad o su propio lenguaje de sonidos o de gestos corporales.

Me parece enternecedor, y en su observación he aprendido mucho, es ese “hermanamiento”, esa lealtad, amistad, amor, el hecho de compartir disfrutando y amando. Ahora que venderse por un plato de lentejas es normal, el acto de mantenerse ahí, en el tacto del día a día es un reto, y siempre con un fondo de cariño, de juego, de amor.

Por otro lado, desde que soy independiente y vivo con los animales creo que su muerte me trae alguna señal. La muerte del gato Jazz me trajo de una aldea de Galicia a un pueblo de Sevilla, y la muerte del mastín Rif un cambio de hogar; y la muerte la mastina Duna, mi cambio vital. No soy nada esotérico pero creo en esas señales, es algo que nace de muy dentro. Ahora cabe la reflexión. Ha sido un año pleno pero cargado con dosis de dolor, y de algún modo la muerte de Platero es el punto álgido de dicha curva. Muchas cosas han cambiado dentro de mí, y todo ello, aunque con dolor, ha supuesto la ruptura de muchas capas internas, como si se rompieran capas de hielo y eso quemara, pero por debajo hubiera un agua pura que refresca.

He madurado y mi mirada es más profunda, más serena. Noto más mi centro.


Cada vez que estoy así, en periodo de reflexión, me coloco pequeñas alarmas que me recuerden la importancia y la alegría del vivir, del acto de compartir y de amar, de la amistad, de la lealtad, de aquellos sentimientos que me hacen seguir en el camino disfrutando. En verano mi alarma eran los campos de girasoles que inundaban de pequeños soles los campos cuando iba a trabajar en el coche, ahora en invierno es ese cielo tan hermoso y su despertar, el amanecer. Sólo hay que levantar la vista y respirar.


Reina el silencio en casa pasada la medianoche, el cielo sigue estrellado, y la luna empieza a nacer para crecer grande y preciosa según avancen los días, un ratón se ha colado en casa y se mueve cuando cree que estoy en silencio, pero lo oigo, siempre le oigo.
ya de mañana, dos canciones y dos autores que me han marcado dándome libertad y alegría:
Carlos Santana "Mira como va"
Joe Cocker in Woodstook "With a Little Help from My Friends"

2 comentarios:

Unknown dijo...

Siento mucho la muerte de Platero y el dolor que ha debido causarte,es evidente el gran cariño que sientes por tus animales.Sabes una cosa?Yo veo a Platero jugando en ese hermoso campo de girasoles y sobre todo tengo la completa seguridad que estos últimos años ha sido muy feliz.

Carlos Serratacó dijo...

gracias por lo de Platero, la verdad que sí, ha sido muy feliz y ha disfrutado libre sin que nadie le dañe.

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